El video de una mujer de 74 años llamada Carlota, que en compañía de sus hijos, se apersonó a una casa de la que habían sido despojados, para a punta de pistola recuperarla y en el acto mató a dos personas y lesionó a una tercera, se ha convertido en uno de los más virales del país y ha desatado un intenso debate en torno a hacer justicia por propia mano.
Por un lado, hay quien argumenta que la inacción de las autoridades, dado que la familia de la señora Carlota había denunciado el despojo, propició que la misma se viera en necesidad de arreglar el problema de manera directa, y que por tanto, si las autoridades hubieran hecho su trabajo, se habría evitado la tragedia.
Sin duda, como país debemos trabajar en mejorar el sistema de impartición de justicia, para reducir los tiempos de respuesta y aumentar la efectividad, pero también es cierto que la familia no agotó las instancias y al tomar la justicia por su propia mano se metieron en más problemas de los que tenían, porque al final es probable que ni puedan disfrutar la casa por la que lucharon.
La justicia por propia mano no es deseable en ningún escenario, porque puede dar pie a excesos, como los que sin duda cometió la señora Carlota, donde nuestra apreciación personal nos lleve a justificar situaciones desde una óptica parcial, que pueden dañar derechos de otras personas o de la sociedad en general.
Además, puede propiciar venganzas privadas y espirales de violencia, en donde la familia de las personas asesinadas busque vengarse de Carlota y de sus hijos, generando con ello más y más violencia.
En esta historia todos perdieron, quienes ocuparon ilegalmente la casa ya no están, la señora Carlota por hacer justicia por propia mano, el propio sistema de justicia al haberse dilatado en resolver un problema y la sociedad porque dos personas perdieron la vida y otras seguramente perderán su libertad.
@victorsanval