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Ismenia

  • Perfil de mujeres
  • Ismenia
  • Coral Aguirre

Rara vez me he inclinado a crear un perfil femenino del deporte. Ahora lo hago acaso por su nombre de resonancias griegas, aquella olvidada hermana de Antígona que algunos reconocen y otros no. O bien, como en el caso de Laura Sánchez su historia me conmueve no solo por sus logros, sino por su voluntad y entereza.

Ismenia Pauchard (1932-2004) nació en Traiguén, en la región de la Araucanía, Chile, y es considerada la mejor baloncestista en la historia del basquetbol chileno. Sus triunfos alcanzan la dimensión del continente americano y su final la nota amarilla. Siempre sola, su carácter se manifiesta desde pequeña.

Comienza su carrera deportiva como atleta cuando era estudiante de secundaria especializándose en salto alto y largo. Al mudarse a Santiago a los 15 años se inclina por el baloncesto, deporte que muy pronto le da tantas satisfacciones como no lo hubiera esperado. Sin embargo, corre el año de 1947 y es preciso ganarse la vida; su hermano la ayuda en ello. Lo que resulta más curioso es que su estatura, 1,76 mts, le da el beneficio de probarse en la cancha. Antes de imaginarlo siquiera se vuelve la estrella del Colo-Colo y por muchos años, casi dos décadas, será la camiseta 6 obteniendo títulos en todas las temporadas. Con este club obtuvo el título de campeón, en el torneo internacional de Estrellas Sudamericanas, en Lima, Perú, en 1957. Había logrado lo más preciado, se galardonaba al Colo-Colo como invicto.

Durante todo su periodo activo fue asimismo seleccionada nacional en todos los campeonatos de este carácter, de modo que agrega muchos títulos a los obtenidos en los clubes donde le tocó participar. Aunque siempre fue cocolina como le gustaba anunciar por doquier. “Yo soy cocolina, moriré con el indio en el pecho”. Y también solía decir: “Llevo un indio en el pecho en lugar de corazón”, debió jugar en otros clubes obligada por las circunstancias.

Había comenzado su carrera deportiva en 1955 y decide concluirla a los 41 años en 1973. Se va de la cancha, pero no de su pasión deportiva, puesto que se vuelve entrenadora de los equipos femeninos de la Universidad de Santiago. Su fuerte personalidad la lleva a liderar por un tiempo la actividad en su campo del Círculo de Antiguos Deportistas de Chile. Comienza así una gesta de solidaridad profesional al intentar que las y los deportistas que representaron a Chile en lo deportivo tuvieran el reconocimiento que se merecían. Llega a ser la presidenta del Círculo, lo que le agrega fuerza para defender a los ex deportistas. Eso cree. No obstante, el Sistema es inconmovible a los reclamos en defensa de la justicia social y económica, a pesar de su fama y sus logros, nada habría de obtener. De modo que decide retirarse por completo de su último vínculo con el deporte que fue su vida y su pasión. Corre el año de 1990.

Sin haberse casado ni formado familia regresa a su tierra natal, a la Araucanía, donde se hace dueña de una cabaña en la Villa Aucán de Carbugua, gracias a ciertas inversiones de sus tiempos de fama que le dan ahora la posibilidad de vivir en paz. Diez años vive así en pleno contacto con la naturaleza y con la gente de su pueblo, sin importarle que la vieran tan sola sin hombre ni hijos. Ella se arreglaba bien para vivir como le pareció. Un ejemplo de solidez emocional y de autonomía. Un sujeto femenino pleno.

El 22 de mayo de 2004 salió de su casa decidida a cobrarse una afrenta que no entraba en sus vínculos con los otros. Advierte que un empleado del gas al trabajar en su casa le ha robado algunas de sus pertenencias. Su carácter impulsivo y fuerte no la ayudó. Llega al domicilio del gasista, observa en el patio artículos que le pertenecían a ella y lo encara. Lo que eran sospechas se convierten en evidencias. El hombre entiende que ha descubierto cosas de su propiedad en su propia casa. Es un hombre joven que la encara con irritación. Ella lo acusa, él se enoja cada vez más; ella decide denunciarlo a la policía y se lo dice. El joven la tumba de un puñetazo. Luego la ataca con una herramienta. Ismenia tiene ya 71 años y no puede erguirse, a pesar de su entrenamiento deportivo.

Cuando deja de golpearla, ella ya no respira. Entonces asustado esconde el cuerpo. Ante su desaparición, familiares y vecinos interponen una denuncia y se inicia la búsqueda. Pronto Rodrigo Vega, el gasista, surge como sospechoso. Los careos se suceden hasta que confiesa el crimen. Diez días más tarde encuentran el cadáver de Ismenia, el 31 de mayo, cerca de su cabaña. Si el pequeño pueblo fue sacudido por el crimen no así el país que la había olvidado ya hacía mucho tiempo. La abeja reina del baloncesto había desaparecido de los anales del deporte. Hubo de pasar tiempo hasta que su gesta fue recuperada y convertida en leyenda.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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