Es un digno sucesor del animal político dinosáurico mexicano. Una especie recargada, corregida y aumentada. Tiene hueso, tentáculos, caparazón, fuero y hartos millones. Ah, y posee camuflaje tipo “pueblo”.
Resulta que el subalterno de Andrés Manuel, Adán Augusto López, luego de recibir a ciudadanos para platicar (¿extorsionar?) sobre supuestas faltas con Hacienda, fue él quien se embolsó dinero de particulares (algunos de dudosa reputación) y obtuvo muuuy buenas condiciones del SAT que, dijo, ya aclaró.
Su paso por Segob, la precandidatura corcholatera y su lugar asegurado en la coordinación del Senado no le impidió hacer negocios con personas físicas y morales.
En conferencia de prensa aceptó que obtuvo 79 millones de pesos, entre 2023 y 2024, por concepto de “servicios profesionales”.
Ah, caray, qué profesional. Y qué eficiente, los ganó en unos cuantos meses y en sus ratos libres.
La llamada 4T, hasta el momento, no observa ningún conflicto de interés o foco rojo que amerite pesquisa alguna en su contra. Parece que andan con problemas de visión, memoria y conocimiento… al tiempo que los escándalos se acumulan.
Y es que también mientras La Barredora “huachicoleó” y cometió crímenes, López Hernández, además de atender sus asuntos (ya adelantó que tiene una fantástica herencia), creció y operó como funcionario y mano derecha de AMLO.
Este lunes repitió que no sabía de los malos pasos en los que andaba su muchacho, el hoy preso ex secretario de Seguridad de Tabasco Hernán Bermúdez Requena.
Respondió que se debe respetar la presunción de inocencia (ahora sí). Y remató: “Yo no tenía conocimiento. Ninguna autoridad, incluso ya hablé de CNI, de Defensa, Marina, nadie, ni fiscalías, nadie a mí me informó. Y vaya que todos los días nos reuníamos en las mesas de seguridad”. Miren, vaya.
El entonces subordinado Hernán Bermúdez, de acuerdo con las acusaciones, se coordinó con el mismísimo cártel Jalisco y lideró la célula delictiva La Barredora.
Las atrocidades y el saqueo, desde el terruño y la cuna del movimiento, pasaron desapercibidos para los poderosos señores cuatroté. Y mientras muchos lloran, ellos facturan.
Aquí entre nos
Entre evocación y advertencia, bajita la mano, Adán Augusto mencionó a las instituciones que estaban bajo el mando de López Obrador, Sedena y Semar, y a la FGR (dizque autónoma). Es decir, recordó que él no se mandaba ni actuaba solo.