No, a mí no me dan risa los memes del coronavirus ni me divierte que le hayamos compuesto una cumbia. Se me hace algo patético, inmaduro e irresponsable.
Estamos hablando de una enfermedad, de gente que está muriendo, de algo que nos está pegando hasta en el tipo de cambio. Se necesita estar muy mal de la cabeza para hacerle fiestas a algo así, pero se necesita estar todavía peor para alimentar la idea de que esto es lo normal, de que así somos los mexicanos.
Quiero, por favor, que por un momento se detenga a pensar en el fenómeno de comunicación que se ha dado, hasta el momento, en nuestros medios y en nuestras redes, alrededor del coronavirus. No encuentra usted algo medianamente extraño? ¿No se le hace preocupante? ¿No cree usted que lo deberíamos de cambiar?
Le explico: desde que apareció la enfermedad, muchos medios y muchas cuentas de muchas redes se le pasaron vendiéndonos la idea de que esto iba a llegar a México y de que, “por supuesto”, lo íbamos a hacer mal.
¿En qué sentido? En el de que nuestro presidente iba a decir alguna barbaridad, en el de que nuestro sistema de salud no iba a estar preparado y en el de que nuestra gente se iba a contagiar a la primera.
Palabras más, palabras menos, el mensaje era y es que los mexicanos somos malos, tontos, grotescos y ridículos, que canalizamos nuestra ignorancia a través de los chistes y, para no hacerle el cuento largo, que valemos menos que los habitantes de cualquier otro país del mundo.
Y allá vamos todos a seguir montones de coberturas que esperaban la llegada del virus como si se tratara de algo inevitable, de algo que nos tiene que matar. Y allá vamos todos a recibir los memes con alegría, a compartirlos, a celebrarlos. Me incluyo.
¿Cuántas veces, en los últimos días, usted no ha escuchado justificaciones de esta aberración con frases como “así somos los mexicanos”, “ah, que bonito el ingenio de los mexicanos” o “es que los mexicanos nos reímos de todo”?
¡Alto! ¿Si entiende lo que está pasando aquí? ¿Sí se da cuenta de cómo todos estamos participando, tal vez sin proponérnoslo, en una campaña de autohumillación, en el reforzamiento de puras cosas espantosas que nos invitan a hundirnos como personas, como sociedad y como país?
México tiene médicos del más alto nivel, profesionales de la salud famosos a escala mundial y le ha dado importantes lecciones al resto del planeta en momentos de crisis como cuando vivimos el horror de la influenza AH1N1.
Los mexicanos somos buenos, inteligentes, solidarios y dignos, y lo hemos demostrado tanto en el combate de las enfermedades como en nuestras reacciones ante los peores desastres naturales.
Promover lo contrario es tan delicado como promover la violencia contra las mujeres, de los niños o de cualquier miembro de la comunidad LGBT.
La próxima vez que le llegue un meme ridiculizándonos como nación, piénselo dos veces antes de soltar la carcajada, reflexione con seriedad antes de decir que tiene la razón y no lo comparta.
Eso nos hace daño, atenta contra nuestra autoestima, es negativo. Urge modificar las narrativas.
Si no me cree, échele un ojo a esfuerzos como el de Por ti México y su campaña Yo creo un México mejor. ¿O usted qué opina?