No hay lecciones de política en los libros de educación básica, pero esta semana hemos visto varias que bien valdría la pena incluir. Primero: la negativa a aceptar que alrededor de la inflamada retórica contra los materiales de la SEP existe una disputa ideológica, política y pedagógica, en conjunto, ilustrativa de los desafíos educativos e institucionales de un cambio de régimen, pero también del tono polarizante de las oposiciones. Todo ello, nos alecciona acerca de cómo andamos los mexicanos.
Quienes promueven la crítica a los 20 errores o “ventanas de oportunidad” omiten mencionar las 117 fallas de los libros anteriores o no lo destacaron cuando pudieron hacerlo. Debemos agradecerles que nos enseñan que no gana más quien más objetivo es.
Los liderazgos del PRI agregan que quien se conforma con la dirigencia encabezada por Alito Moreno, guarda silencio respecto de la acumulación de riqueza evidenciada por la prensa. Nos muestran que callar es apoyar, mientras que los líderes del PRI en desacuerdo con él y renunciantes a la membresía priista quieren aleccionar sobre la posibilidad de otro tricolor.
Xóchitl Gálvez, por otro lado, es una contribución muy importante al dinamismo de la competitividad por la Presidencia de la República y, probablemente, nos enseñará que la suma de todos los votos de los partidos integrantes del frente opositor es el límite de su crecimiento: un tercio del electorado contra dos de Morena.
Es así, sin duda, porque las encuestas nos permiten aprender que quien paga ayuda a mandar. Al mismo tiempo, reaprenderemos que el promedio de las encuestas nunca falla y que algunos medios y empresas son consistentes en su acercamiento y pronóstico respecto de los resultados. La lección es: quien critica las encuestas no es su beneficiario.
Y quienes se critican internamente y ventilan sus diferencias en público —los frentistas— nos instruyen respecto a que la polarización que han criticado durante cinco años les es indispensable para diferenciarse ante a “los abusos” que los del PRD atribuyen al PAN y al PRI en la disputa nacional de firmas. En ese mismo proceso, el PRI y el PAN nos ilustran acerca de la oportunidad y ventaja asociadas al empeño apresurado: pueden reunir cientos de miles de rúbricas en dos días, aunque no lo hicieran en tres semanas.
Si se consolida el cambio de régimen encabezado por Morena, alineado con la propuesta de coordinación de Claudia Sheinbaum por todo el país, la lección es —desde el punto de vista de la oposición— que el pueblo, la sociedad civil y la ciudadanía están profundamente equivocadas. La responsabilidad es de los libros de texto, aun cuando la generación, los electores y agrupamientos que ganen en el 2024 no los hayan tenido en sus manos para justificar, imposible y retrospectivamente, los errores de los dirigentes y de los votantes.
Los libros de texto no enseñan a hacer política. Los políticos tampoco.