Hay una tensión globalizada que pone a prueba a la humanidad, la política que se hace a nivel internacional no dista de la que se hace al interior de las naciones y sus diferentes regiones, la constante es que cada vez más hay perversidad y mala fe de personajes que están enfocados a obtener dinero y poder a costa de lo que sea, sin escrúpulo ni pudor, se miente con tanta ligereza, se insulta y se ofende como forma de hacer política, hasta donde ha llegado la humanidad que se despoja con facilidad de cualquier ápice de ética para saciar su hambre de poder.
A nivel mundial, hay la indignación manifiesta de ver niños muertos en palestina por un gobierno de Israel apoyado por Estados Unidos, o una guerra en Ucrania con el mismo aliado norteamericano que lo único que pretende es vender armamento, conquistar territorios, apropiarse de riquezas de otras naciones, hacer bloqueos económicos, todo sin importar las muertes, el dolor y sufrimiento de personas, daños al medio ambiente, el mundo observa, se indigna pero poco se hace contra el potentado económico y militar del imperio estadounidense.
En México la confrontación política desde hace años ha tenido en otras proporciones la misma tendencia, durante tres décadas se instaló una cultura que inculcó en el colectivo social el individualismo, el materialismo y el consumismo, se constituyó una elite económica que saqueó al país sin misericordia alguna, una oligarquía que dirigía la política y concentró la riqueza en unos cuantos, se provocó una gran desigualdad social, niveles de pobreza que cada vez abarcaban más población, se les arrebató durante décadas a millones de jóvenes la posibilidad de desarrollar un proyecto de vida.
La desesperación y la impotencia se expandieron, enfermaron a la gente y de ahí surge la violencia, que aunado a la corrupción de gobernantes que en un afán de mantener el poder y enriquecerse son parte de la barbarie social, son grandes males de revertir, hay lo más normal es ver a una sociedad enferma en donde la disputa por el poder político hace que las personas se despojen de todo escrúpulo, una ausencia absoluta de valores morales, done la mentira, el insulto, la calumnia son el lenguaje común y totalmente normalizado.
Al común de los políticos no importa que se muestren con la faceta que encubre un historial de corrupción y ambiciones desmedidas de poder y de dinero, lo que importa es que se pueda engañar a la ciudadanía y se aprovechen las aun endebles reglas de la democracia para acceder al poder a como de lugar, esta es la realidad de la disputa política en cada región del país y a nivel nacional.
Por supuesto que hay aun la honorabilidad en personas de bien, en cada partido las hay, más en el sector ciudadano, hay la esperanza de que se pueda reorientar la disputa política, en esta nueva etapa en la que se están atendiendo las causas que originaron la degradación social, no será rápido ni fácil, pero ya se empezó a tener la atención para que las nuevas generaciones crezcan con oportunidades de desarrollo humano y que la buena educación, la cultura, los valores forjen esa sociedad a la que aspiramos todos y pueda haber gobernantes impregnados de la honorabilidad que se requiere para servir a los demás, tal vez faltan décadas para que esto que parece utopía de haga una realidad, y que México aporte a la humanidad el ejemplo de que si es posible un mundo mejor.
