Los cuatro días que restan para el cambio de gobernador serán de mucha intensidad. El sábado es la fecha para que rinda protesta el nuevo titular del Poder Ejecutivo del estado y, según la voluntad de más de 700 mil tamaulipecos, esa persona es Américo Villarreal Anaya.
Será la llegada de la Cuatroté a Tamaulipas y la salida de los vientos del cambio, lo cual quedará confirmado el miércoles después de la sesión extraordinaria del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, instancia hasta donde llegó el desacuerdo, del segundo lugar en la elección, por los resultados del 5 de junio.
La Sala Superior del Tepjf finalmente puso fecha y ahora, algo que en la víspera empezó a generar demasiado ruido por la tardanza a dar trámite a la inconformidad del candidato que perdió en las urnas.
El domingo por la tarde se conoció el proyecto de sentencia y confirma lo que decidieron los tamaulipecos, aunque se necesita el voto de cuatro de los siete ministros que integran el pleno, para darlo por hecho.
Hoy se sabe que, pese a ello, un fallo en sentido favorable, el gobernador electo Américo Villarreal Anaya se incorpora como integrante del Senado y, desde ahí, seguir el desarrollo de la transición en los siguientes cuatro días.
¿Por qué lo hizo? Esa es la pregunta que se hacen muchos. Quiere fuero para protegerse de una supuesta detención por parte de la fiscalía tamaulipeca es la respuesta inmediata.
El gobierno cabecista que está por salir, en paralelo, insiste en relacionar al entonces candidato y ahora gobernador electo con organizaciones antisociales que, aseguran, financiaron su campaña y llenaron las cuentas bancarias familiares de dinero de oscura y peligrosa procedencia.
Señalamientos que hasta ahora no se pudieron comprobar pero cumplen su cometido: desacreditar, ensuciar, incomodar.
Repetirlo a fuerzas de sembrarlo en el imaginario colectivo, una apuesta muy redituable para una oposición política que en el 2024 podrá adecuarla a los tiempos de entonces.
Regresar al Senado por solo cuatro días es una respuesta, tardía, por supuesto, a esa campaña sucia, de asesores que se la pasaron dormidos mientras el cabecismo hacía lo suyo.
Ponerse el uniforme de víctima y perseguido del régimen que ya se va genera el golpe mediático esperado; pero es eso y nada más. _