Se acaba el mes y tú, ¿ya te diste cuenta de todo lo humana que es tu madre? ¿De lo mucho que se cansaba, de lo mucho que se perdió para darte todo lo que necesitabas?
Tú, ¿ya te diste cuenta que cuando no había galletas o cereal de malvaviscos era porque el sueldo de tres trabajos de mamá no alcanzaba?
¿O de las veces que ella hablaba con rabia de tu progenitor por “simple dinero”, como tú lo llamabas y en realidad no era sólo dinero, era calma y tiempo de individualidad para ella, así como una vida mejor para ti?
¿Ya te diste cuenta de todo lo que pasaste por alto, de todo su esfuerzo para mandarte lonche nutritivo, ropa limpia y bien peinado a la escuela?
¿De todas las veces que trató de enseñarte a ser un hombre de bien, uno generoso, uno consciente, uno que no abandonara como tu padre?
¿Notaste que mamá tuvo que pausar su carrera, sus sueños, y estudiar lo que no le interesaba nomás para aumentar su sueldo y llegar a fin de quincena?
¿Ya viste que ése six de cerveza, ésa botella de vino o ése Havana Club que tanto te enojaba porque solo había cosas especiales para ella, eran para sobrevivir la semana tan cansada de maternar, cuidar, y sostener todo sola?
¿Entendiste, por fin, que si ella hubiera actuado como tu padre hubieras terminado en las calles?
¿Que lo que hizo el padre que se fue y no dio un peso para la pensión se llama ABANDONO y lo convierte en un delincuente, que no es un “pobrecito, su educación no le dio para más” o, “él hizo lo que pudo con su poca consciencia, estuvimos mejor sin él”, sino que debería y tendría que pagar por sus acciones delictivas en contra de ti, tus hermanos y tu madre?
Un deudor es un delincuente. Una madre autónoma es una sobreviviente y una víctima de la comisión de uno o varios delitos, ¿ya te diste cuenta de ello?
Por fin puedes darte cuenta y mirar hacia atrás y ver que esa pizza mediana que mamá completaba con espagueti y ensalada los domingos para hacerlos especiales era el cúmulo de esfuerzo de una mamá que pagaba renta, despensa, escuelas, uniformes, servicios, enfermedades y todo, a solas, en medio de una violencia que hasta ahora no se había nombrado como tal.
¿Ahora que eres adulto o adulta, ahora que me lees puedes observar a tu madre como el ser individual que en realidad es, un individuo que vio mermada su salud, su tiempo, su cuerpo y su fortaleza, su salud emocional y financiera a cambio de cuidarte y criarte a solas mientras el otro irresponsable eligió reconstruir su vida, reparar sus finanzas, desarrollarse profesionalmente y evadir la justicia y su responsabilidad adquirida al abandonarte financieramente?
Obsérvala bien, que ya que tu creciste sano y que ella tiene el tiempo para reencontrarse a sí misma, te toca a ti sostenerla y repetirle lo bien que lo hizo, respaldarla si quiere denunciar a su agresor y entender que todo ese tiempo en pausa de la vida misma tiene sus consecuencias y ella tendrá que zurcirlas como a ella le parezca mejor.
¿Si no quiere abuelear a tus hijos, puedes reclamárselo?
¿Si no quiere seguirte maternando, puedes molestarte?
Si quiere su libertad creo que se la ha ganado porque, para empezar, maternar no debió haber sido una jaula nunca, pero así fue porque permitimos socialmente a los padres irse sin consecuencias y a las madres las dejamos sosteniendo el mundo con los brazos y nada más.