Política

Eslabones para la paz

El fenómeno de la violencia en México se ha convertido en un monstruo de mil cabezas, cuya anatomía debe ser abordada de forma sistémica, pues cada eslabón de la cadena de justicia está roto: desde la prevención de la violencia y el crimen, pasando por el combate y la procuración de justicia, hasta la sanción y el crucial acto final de la reinserción social.

En nuestro país, cada uno de estos episodios de la cadena de valor representa un mundo de retos que hemos encarado con una deficiencia crónica. Pareciera que hemos decidido ignorar el viejo aforismo: si queremos resultados distintos, debemos hacer cosas diferentes. Los escenarios que nos impiden desmantelar este entramado de violencia comparten fallas estructurales evidentes. La primera es la prevalencia de políticas públicas asistencialistas, superficiales y desarticuladas, que no están encaminadas a resolver las raíces profundas del problema. Urge recordar que la pobreza no es sinónimo de delincuencia, y que se está descuidando factores como la violencia intrafamiliar y condiciones adversas en el hogar; elementos que, según múltiples estudios, son el caldo de cultivo para la proclividad a conductas delictivas y el consumo de sustancias.

El segundo obstáculo es la corrupción institucional. La percepción ciudadana, medida por el Inegi, es un espejo brutal de esta realidad: hay una profunda desconfianza en quienes deben ser los garantes de la ley.

Un 42% de los ciudadanos desconfía algo o mucho de jueces y de policías estatales, mientras que el 41% recela del Ministerio Público. Esta falta de credibilidad en los intervinientes clave es un lastre que anula cualquier estrategia de combate al delito. Si algo resulta aún más preocupante es el estado de nuestros centros penitenciarios. Se supone que estos recintos no solo deben dedicarse a la privación legal de la libertad, sino que deben funcionar como santuarios de la reinserción social.

Sin embargo, gozan de un desprestigio monumental, reflejado en el 86% de desconfianza por parte de la población en México. Esta imagen se la han ganado a pulso con una cantidad importante de escándalos que evidencian que, lejos de reinsertar, la cárcel es la verdadera escuela del crimen. Aún nos queda un larguísimo y tortuoso camino para recuperar la tan anhelada paz.


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Miguel Ángel Puértolas
  • Miguel Ángel Puértolas
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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