En un día trascendental, donde las voces de esperanza y compromiso resonaron como himno de alegría, el pasado jueves 30 de noviembre se inauguró la Primera Cumbre Internacional para el Desarrollo y los Derechos Humanos. Un evento histórico en Nuevo León, que se erige como un llamado a la acción, recordándonos la importancia de trabajar de manera colaborativa para cerrar las brechas de desigualdad existentes y avanzar con igualdad hacia un progreso significativo en un horizonte abierto de derechos por la autonomía para las mujeres.
Este año, que marca el 75 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Cumbre obedece al propósito de fortalecer en el Estado la visión de carácter jurídico y, por tanto, exigible, de los derechos humanos, especialmente aquellos relacionados con las mujeres, infancias y juventudes. Esto se logró gracias a la participación y experiencias compartidas de más de 35 conferencistas mediante el abordaje de 10 temáticas diversas, con enfoque integral de género e inclusión, destacándose en sí, el mensaje de paz brindado por Malala Yousafzai, quien cerró emotivamente la jornada.
En ese sentido, me gustaría compartir con ustedes tres mensajes clave que nos dejó esta Primera Cumbre a partir de la llegada de Malala a Nuevo León, en lo que respecta a la agenda de la universalización de los derechos humanos por la autonomía de las mujeres:
Primero, como sociedad tenemos el deber de construir una cultura donde la dignidad humana ocupe el centro de todas nuestras definiciones como comunidad, a través, entre otros medios, de la educación para los derechos humanos de las mujeres, la justicia social y la paz. No podemos olvidar que para alcanzar un horizonte sostenible con igualdad de género es indispensable que el cumplimiento de los derechos humanos se exija de manera concreta para cualquiera, siempre y en todo lugar, sobre todo, de las personas que históricamente han sufrido discriminación y que hoy son para nosotros poblaciones de atención prioritaria.
Segundo, debemos acelerar el paso con todos los sectores para asegurar el cumplimiento de los derechos de las mujeres, avanzar hacia el logro de nuestra autonomía y sentar las bases para construir sociedades con igualdad, garantizando el cumplimiento de una educación inclusiva y equitativa de calidad, con oportunidades de aprendizaje permanentes para todas, fundamentalmente hacia el fortalecimiento del liderazgo de las mujeres jóvenes y niñas para la toma de decisiones, así como la promoción del crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, con empleo pleno, productivo y decente, centrado en un modelo basado en el tiempo de las mujeres, para desatar los nudos estructurales de la desigualdad y su vínculo con la división sexual del trabajo.
Y tercero, escuchar es un deber general del Estado, y en materia de derechos humanos de las mujeres lo es aún más; por lo tanto, se requiere del diálogo permanente con los movimientos de mujeres, activistas y colectivas feministas. Sin las defensoras de derechos humanos, no tendríamos los avances que hemos logrado. Queremos igualdad, que no se haga nada sobre nosotras, sin nosotras. Queremos un mundo sin feminicidios, sin discriminación de cualquier tipo, sin ninguna forma de violencia, con igualdad en materia de salarios, en materia económica, porque sabemos que no basta con el empoderamiento social, se requiere del económico por igual.
En este contexto, mantenemos la firme convicción de que la construcción del futuro de Nuevo León es sobre los cimientos de la búsqueda de paz y construcción de otras justicias. Reconocemos que la violencia no puede eliminarse con más violencia; por el contrario, se requiere de un enfoque antipunitivo y constructivo que fomente la reparación del daño y la resolución de conflictos desde el dialogo y la empatía.
Aspiramos a un desarrollo centrado en las personas, desde la perspectiva de los derechos humanos y con enfoque de género. Bien dicen que cuando las ganas por servir y la voluntad por ayudar se unen, suceden cosas extraordinarias; y en esa determinación, no vamos a rendirnos, hasta lograr convertir a Nuevo León en el mejor lugar para nacer, crecer, educarse y vivir para todas las infancias, los jóvenes y las mujeres, sin excepción.
Martha Herrera González.
Secretaria de Igualdad e Inclusión y Coordinadora del
Gabinete de Igualdad para Todas las Personas.