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El Santos cayó con la frente en alto

Al Santos le gusta sorprendernos. La idea generalizada, antes del partido contra Rayados, era que el Santos sería masacrado en Monterrey. 

La diferencia de planteles es abismal, pues Rayados cuenta con uno de los tres mejores planteles de nuestra liga, junto con América y Tigres. 

Pues bien, Monterrey saltó a la cancha con cierta resaca y precaución por la sacudida que Toluca le propinó una jornada antes. 

Ese 6 a 2 brutal terminó provocando en Rayados un sentimiento de precaución ante lo que pudiese pasar contra Santos. 

La otra idea era que Monterrey saliera con el cuchillo entre los dientes buscando sangre. Terminó sucediendo lo primero, donde atacaron en cierta medida con cautela y optaron por no salir desbocados.

Esa circunstancia benefició al Santos, que es un equipo al cual le gusta atacar, le gusta proponer, le gusta tener la pelota. 

Cierto es que los de Francisco Rodríguez tienen limitaciones, pues su plantel no es de los mejores, pero goza (cuando quieren) de un actitud muy buena que muchas veces complemente su carencia de talento. 

El Santos se plantó bien el campo de Rayados, propuso, hizo su juego, generó acciones de peligro y en ningún momento se vio una diferencia significativa entre un plantel y otro. 

Se podría decir que Rayados le permitió al Santos hacer su juego, pero también se podría decir que el Santos le jugó al tú por tú. 

Lo más evidente fue lo segundo, donde Balanta se fajó y se batió en defensa, donde Ocejo metió en aprietos a Ramos, donde Acevedo volvió a demostrar que es el mejor portero de la liga. Donde Güémez fue guerrero en el medio campo. 

Se debe decir, también, que Medina entró muy bien y mareó bastante a los defensores que enfrentó.

Claro que Rayados hizo lo suyo, teniendo a Ramos como líder indiscutible y haciéndose notar con su extraordinario juego aéreo en ofensiva. 

Sin embargo, con Rayados se genera un aura que no debe ser desconocida para nadie: siempre aspira a todo y siempre se queda con nada. 

Siempre se refuerza con grandes jugadores y siempre termina siendo el mismo resultado: el fracaso. Monterrey tiene una obligación implícita en cada torneo: ser campeón. 

Ser finalista no cuenta, mucho menos semifinalista. Monterrey, por sus jugadores y todo lo que de ese club se desprende, está obligado a ser campeón.

El Santos vuelve a dejar cierto aroma de orgullo, de haberlo dejado todo en el campo, pero los resultados positivos han sido a cuenta gotas. 

Toca otra visita complicada ante América.

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Luis Miguel Rodríguez Cruz
  • Luis Miguel Rodríguez Cruz
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  • Columnista en La Afición desde Enero del 2009. Egresado de la Licenciatura en Ciencias de la Información de Universidad La Salle Laguna, con Maestría en Educación por Universidad Interamericana para el Desarrollo.
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