Política

¿Cómo explicar lo ocurrido?

Los triunfos electorales no son asunto estrictamente cuantitativo, sino  esencialmente cualitativo. Es intención del presente escrito ubicar en su justa dimensión las irregularidades ocurridas, evitando normalizarlas o minimizarlas, para luego no aplicar de manera sistemática el argumento del PAN en 1988: “la legitimidad de origen de un gobernante puede restituirse por sus decisiones en el ejercicio del poder”. Por eso resulta imperativo saber por qué existieron y se permitieron las siguientes conductas atípicas:

1.- Al menos desde 1976, nunca se había visto que un candidato, pasadas las seis de la tarde, saliera no solo a proclamar su triunfo, sino a establecer el porcentaje de votos con que había triunfado (empezó en 20 puntos y días después terminó en siete); mismo que –con ligeros ajustes-, terminó haciendo suyos la autoridad electoral, en vez de que fuera al revés. “Eso no lo hizo ni Obama”, y fue un lujo que en el viejo sistema priista ni siquiera López Portillo o Salinas se dieron, mucho menos un candidato a gobernador, ante el silencio absoluto de las autoridades electorales o de su partido

2.-Y nunca, después de la reforma electoral de 1990, se había visto que un organismo electoral local nos regresara a las épocas de Bartlett en la Comisión Federal Electoral, o a las de Ramiro Acosta Castillo en el organismo electoral jalisciense. Si en 1988 fue la “caída del sistema”, ahora fue la “caída”  del PREP: Inició casi tres horas tarde, y se “congeló”en el 63.56% de actas contabilizadas. El PREP se cayó y calló; y el IEPC sigue sin poder desagregar los votos por partido, cuando en el INE se puede consultar el voto hasta por calle. En las sesiones de cómputo distritales y municipales llegaban paquetes electorales con actas llenadas y sin boletas; o vacíos (sin actas ni boletas), al tiempo que  en los Consejos Distritales del INE aparecían boletas de la elección local, mayormente de la de Gobernador.

3.-Si las autoridades electorales hicieron o permitieron eso “de buena fe” para “ayudar” al candidato (terminaron perjudicándolo), o para impedir el triunfo de una opción política considerada perniciosa, eso nos pasaría del fraude patriótico nacional (de Chihuahua en 1986), al fraude democrático electoral.

4.- La reforma de 2014 supuso que la independencia de los organismos electorales se garantizaba nombrando sus autoridades por órganos  nacionales y pasándoles la nómina a los gobiernos estatales,  olvidando la regla de que “el que paga manda”. Lo ocurrido en Jalisco viene a dar la razón a la propuesta de desaparecerlos.


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Javier Hurtado
  • Javier Hurtado
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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