Es asombrosa la capacidad del Doctor Gatell para generarle molestias punzocortantes en el hígado graso a la oposición. Entendiendo que la derechairiza en éxtasis tiene derecho a acusar al distinguido galeno de ser peor que Satanyahu y el doctor Mengele juntos, pero la manera en que lo hacen se presta solo para pitorreo. Sobre todo cuando a nuestros comunicadores derechuecos se ponen como la niña del Exorcista, y se comportan como si los estuviera cazando Tiburón 2. Digo, un poquito de decoro ante el desastre. En esta vida hay dos tipos de personas: quienes ante un peligro salen corriendo en calzones, y quienes salen caminando con documentos y ropa para la ocasión.
Claramente el plumaje del sector opositor no es de esos, y por eso se ponen más loquillos y loquillas que aquellos plutócratas que no quieren pagar impuestos y ponen a todos sus minions a acusar por el Twitter a la presidenta de ser alumna distinguida de Goebbels. Nada más aburrido y manido que eso, sobre todo viniendo de infaustos y ridis personajes que han vivido de manipular la información de manera que don Joseph no hubiera siquiera imaginado.
Como quiera que sea, sí resulta un poquito alucinante que los enemigos del doctor Gatell sigan gritando “¡Uyyyy, el doctor Muerte, qué miedo!” con la cara del subjefe Diego luchando con los espectros de sus complós fallidos. Ya era tiempo como para que, siguiendo los consejos del Grupo Firme, ya lo hubieran superado. Sobre todo porque los mitos, leyendas y fantasías que la ultraderecha nacional ha formulado alrededor de Hugo López Gatell, suenan tan huecos y demodés como los escandalosos numerazos de “¡Nos vamos a convertir en Venezuela!”, “¡Ya se acabó la república y la democracia!”, “!El comunismo te va a quitar tus propiedades!”, “¡Va a subir el dólar!”, “¡Se van a ir los capitales!” o “Ahí viene el Apocalishit por todos tan temido, ayyy, mamá!”.
Por eso esta columna que tiene algo de cruz y del Pantera, incluye Mariguanol, Pepto, Simi Paz y ansiolíticos, para que los opositores le bajen a sus paranoias y sus histerias anticomunistas. Ahí tienen a mi licenciado Peña que, después de esta receta magnífica, salió de su guarida para armar un alegato espléndido alrededor de su malogrado aigriopuerto subacuático de Texcoco. Una cosa deliciosa porque sus argumentos colindan con el delirio, nostalgias rancias, fake news y la falta absoluta de principios de realidad, con su debida dosis de priismo sin atributos y estafa maestra incluida.