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Astrología: espiritualidad a la carta para Genzers y Millennials

  • La teoría del todo
  • Astrología: espiritualidad a la carta para Genzers y Millennials
  • Ida Vanesa Medina Padrón

Desde que veíamos a Walter Mercado, mandando vibras de amor en la TV hace unos cuantos años, hasta la actualidad, mucho ha permeado la astrología en la cultura pop. La estética kitsch ahora convive con el new glam de Mia Astral y de las revistas de estilo de vida. Pero más que una moda, esta nueva ola de popularización de la astrología habla de la espiritualidad líquida que caracteriza a las nuevas generaciones.

Genzers y millennials viven a orillas de una posmodernidad en la que la sensación de futuro se cimenta en la incertidumbre: la de en corto tiempo tener un continuo de varias crisis en todo sentido: climática, económica, social, política e incluso del individuo. En este vacío y la sospecha de las instituciones, también las religiones tradicionales han sufrido en cuanto a número de seguidores.

No obstante, la búsqueda de lo divino, de lo trascendente, es algo inherente a la raza humana desde que el hombre es hombre. Es decir, aún en las situaciones de mayor confusión, buscamos los patrones y exploramos caminos en virtud del sentido de nuestra existencia.

Desde el que se considera ateo y coloca a la ciencia como principio de todas las cosas en una especie de dogmatismo cartesiano, hasta el más ortodoxo de alguna de las grandes tradiciones religiosas.

Pero es en el amplio espectro intermedio en el que vemos como crece una tendencia, sobre todo entre jóvenes, de hablar de la espiritualidad como principio que vive fuera de jerarquías y que puede ser personalizada y a la medida de cada individuo.

Así vemos que alguien puede creer en Ángeles, parte de la tradición judeocristiana, ir al Reiki, que surge de la cosmovisión oriental, y visitar al astrólogo para revisar su carta astral sin que esto constituya una contradicción desde su perspectiva. Todo es válido, todo convive en la realidad acelerada y globalizada en la que estamos sumergidos y en la que se mezclan los símbolos de diferentes culturas.

De tal modo, que no es sorprendente que la astrología haya encontrado su “sweet spot” en la cultura popular, está llena de arquetipos mitológicos, de símbolos, personalizada con la carta astral y nos da señales que puedan sugerir luces en nuestro camino.

Pero además, tiene una carga, estos últimos siglos, asociada a la feminidad. En un mundo que por mucho tiempo ha limitado a las mujeres el acceso a la educación y a las instituciones generadoras de líneas pensamiento socialmente validados, con la idea subyacente de que el hombre por antonomasia es el sujeto creador de conocimiento legítimo, por mucho tiempo el paganismo y la evocación de figuras primarias relacionadas con la naturaleza fue una exploración asociada generalmente a las mujeres y los marginados. Solo recordemos los siglos de cacerías de brujas.

Así que la idea de astrología en occidente se empezó a difundir más ampliamente en revistas y magazines con la intención de alcanzar al público femenino. Pero quien crea que la astrología es el último invento de la supertrechería, debe revisar un poco la historia.

Lo primero que hicimos desde que empezamos a crear sociedades fue mirar al cielo en busca de respuestas, muchas culturas tienen algún tipo de zodiaco. Son sistemas simbólicos que se fueron afinando durante siglos.

Carl Jung, psiquiatra, psicólogo y ensayista suizo, se acercó a la astrología en su estudio de símbolos, reconociendo el valor de ésta como una condensación de configuraciones simbólicas del inconsciente colectivo.

En estas líneas no pretendo validar ni invalidar a la astrología ni a otras formas de creencias como verdaderas o falsas. Se trata más bien de cómo las creencias que prosperan son espejo y marca de tempo para cada época, de cómo necesitamos ese anclaje de seguridad en medio de la vorágine y cómo construimos la realidad a partir de nuestra interpretación de ella.

Pero a nivel personal, me gusta pensar que el conocimiento es un continuo no lineal que tiene muchas expresiones que se complementan y que los puntos suspensivos que plantea el pensamiento mágico-religioso dejan la puerta abierta a imaginarnos algo más que lo percibimos inmediatamente. Después de todo, diría Carl Sagan, somos polvo de estrellas.

Ida Vanesa Medina


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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