Cultura

Dobletes lingüísticos

Aprendí el concepto de dobletes lingüísticos en un libro que me regaló mi entrañable amigo Nacho Campa: 

los 1001 años de la lengua, en edición especial. 

Su autor, el sabio Antonio Alatorre, ilustra con varios ejemplos nítidos.

Yo, por mi parte, he localizado, a lo largo y lo ancho de la vida y del tiempo, algunos casos concretos.

Sé que se puede escribir exágono con hache o sin ella. Sé que son válidas las formas quizá y quizás. 

Comprendo que puede ser omóplato u omoplato. Reparo en que asimismo puede también estar separado como así mismo.

En el célebre soneto Amor constante más allá de la muerte de nadie menos que Francisco Quevedo y Villegas, tan admirado por Octavio Paz (quien hace una poderosa recreación en sus homenajes y profanaciones) y, además, Vicente Quirarte urde una deliciosa paráfrasis en su Amor constante más allá de Insurgentes, en ese soneto, decía yo, Quevedo, irónico e intrigante palaciego, se decanta por la voz medulas -así, sin acento- y deja de costado el voquible médulas, con acento, tan preferido por nosotros.

Y, por último, existen dobletes lingüísticos en múltiples lenguas. 

Mi gratitud sin orillas para Antonio Alatorre por la tra(n)shumancia de su sapiencia. 

Ah! Los dobletes lingüísticos, una delicia idiomática.


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Gilberto Prado Galán
  • Gilberto Prado Galán
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