La Presidente Sheinbaum, su partido y sus seguidores, mienten. Mienten desde hace al menos seis años, cuando con su expresidente, dijeron que no endeudarían a México y se desgañitaron afirmando que la deuda era la peor herencia de los anteriores gobiernos.
Pues bueno, esta semana estaremos discutiendo un presupuesto de egresos de la federación comprometido, y no precisamente con las necesidades urgentes de las familias mexicanas, sino por la deuda histórica que la mayoría ilegal de diputados del oficialismo aprobó en la Ley de Ingresos de la Federación para el año 2025.
Con los 1.7 billones de pesos (hagan cuentas de los ceros que significan), y después de que en el sexenio de López Obrador que, reitero, prometió no más deuda, se aumentara en 8 billones de pesos solo en su gestión, alcanzaremos una deuda acumulada de cerca de 20 billones de pesos.
Así, el gasto que el gobierno federal debe ejercer ya se ve muy disminuido pues en vez de destinar el recurso a la atención de los temas prioritarios como seguridad, salud y educación, se van, por un lado, a pagar la deuda y, por el otro, a los caprichos de anterior presidente como el Tren Maya, la Refinería de Dos Bocas y el AIFA.
Imagine, lectora, lector, que sus hijos desde que nacen ya deben 14 mil pesos. A eso equivale la deuda que el gobierno de la supuesta transformación nos ha llevado, al endeudarnos hasta comprometer el 52 por ciento del PIB.
Los recortes en más del 30 por ciento en rubros como salud, educación, seguridad y medio ambiente, es un claro indicador de cuáles son las prioridades del actual gobierno y, pese a las llamadas de atención de las calificadoras internacionales, seguimos viendo el capricho y la acción electorera antes que la visión de un estadista al frente de una Nación que tiene a más de la mitad de población en pobreza, sin servicios de salud, con educación deficiente y serios problemas de seguridad; problemas que exigen ser atendidos con la mayor eficiencia y prontitud posible.
Es brutal la manera en que se han manejado las finanzas de nuestro país: con ninguna responsabilidad como si se tratara de ese divertidísimo juego, Turista Mundial, en el que puedes pedir prestado, hipotecar y comprar sin consecuencias; pero en el mundo real, en el que parece no habitar el régimen oficialista, se comprometieron las finanzas del país para las siguientes administraciones. Es decir, parece que fue un lindo detalle repartir dinero (que no se tiene) por un lado, y malgastarlo por el otro (en los caprichos de López), para dejar a esta administración federal, la de Sheinbaum, totalmente en la quiebra.
Voté en contra de la deuda y votaré en contra del manejo irresponsable que se propone en el Presupuesto de Egresos, planteando las reasignaciones que considero fundamentales para el desarrollo del país, y vigilante del destino del dinero de las y los mexicanos.