Cultura

Francisca Betanzo

  • Perfil de mujeres
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  • Coral Aguirre

¿Y los hijos? Estos son de la madre, y al gobierno le corresponde establecer contribuciones que obliguen a todo hombre a contribuir a la nutrición y educación de los chicos, siendo ella, la mujer, la única en el derecho sobre la prole. Así si quiere uno a una mujer y ésta tiene ya hijos, el que la ame tiene que amarla con ellos.

Francisca Betanzo

Esta creadora se cruzó en mi camino de una manera rara: estoy preparando un ensayo sobre las primeras novelistas latinoamericanas y ella salta desde un texto publicado por la UANL y firmado por Alejandro García. El carácter de su silueta tan difusa, los mismos títulos de sus obras y sobre todo la imposibilidad de hallar sus novelas, me obcecan, esa es la palabra, para darme a la aventura de encontrar la índole de sus huesos.

No hay fechas ni de su nacimiento ni de su muerte. No sabemos bien cuánto vivió en México y cuánto en Europa. Debo ser leal y señalar que una investigadora residente en Lausanne, la doctora Dolores Phillipps-López ha escrito brevemente sobre ella a comienzos del siglo XXI, y ha tenido a bien responder a mi interés en su artículo: Narradoras mexicanas del modernismo: las tribulaciones editoriales de Betanzo, Méndez y Camarillo.

De allí en más todo es un camino de sombras solo iluminado por las obras que después de muchas vicisitudes pude alcanzar con mis propias manos. Sin embargo, las dificultades han sido muchas más de lo que preví y leerla, encontrar algunos de sus libros, advertir quién fue y qué pasó con ella, ha tenido toda una serie de obstáculos.

Sí sabemos que su tierra natal fue Puebla, y que a su país, México, parece conocerlo muy bien por los indicios de su prosa. En cuanto a por qué ha sido borrada de las letras mexicanas y ningún especialista o en su defecto, una feminista ha ido en busca de sus trazos, ¿será por la fiereza con que nombra algunas de sus obras? La insaciable –La peña del infortunio – Brumas alcohólicas – Asceta y suicida…

Se piensa que nació alrededor de 1880 y su desaparición posiblemente fue en España, donde publicó la mayoría de sus obras, aunque algunas de ellas fueron editadas en Francia. De Tehuacán, pueblo al que cita y describe largamente en Brumas alcohólicas, donde también se sospecha que hizo sus primeras letras. En cuanto a su formación académica no hay el menor indicio de ella.

Como muchas de sus colegas de aquel final de siglo y comienzos del XX, también se supone que hizo periodismo, o fue periodista viviendo de sus entradas como tal, en lo que fue su residencia permanente, Europa.

Su lenguaje invoca a las grandes lectoras, su vocabulario suntuoso y su sintaxis exacta habla de una mujer culta y refinada. Firmó sus obras y sus artículos al parecer bajo el seudónimo de Chanteclair. El libro que he citado más arriba lo tengo autografiado por ella, se supone que habrá firmado toda la edición o algo así, la cual data de 1909. Tanto esta obra como otras que he podido obtener después, parecen haber sido pagadas de su propio bolsillo.

Para mí la única forma demostrativa del pudor en el amor es la unión libre sin farsas ni comedias decorativas. Ya es tiempo de que cese el comercio de la iglesia y de que se procure por medio de nuevos medios recursos para vivir sin explotar la credulidad de los babiecas (Op. cit. pág. 102).

Habiendo tratado temas tabú para la sociedad de aquella época y sobre todo explorados por una mujer creo que resulta cada vez más claro por qué no contamos ni con su obra ni con su memoria.

Se ha señalado por ejemplo que era partidaria de las ideas ultramodernistas, lo cual se manifiesta obviamente en sus novelas, sin embargo, más en las ideas que en su tratamiento, vale decir, en el abordaje de temas que no habían sido tratados hasta entonces. En este sentido, teniendo en cuenta que es tratado por una mujer, el tema del rol femenino en la sociedad y los daños que causa el fanatismo religioso e incluso el culto católico resultan escandalosos para la época. Hay en su escritura una libertad de expresión excepcional.

En cuanto a su feminismo, es tan contradictorio como sus personajes femeninos:

Abajo el matrimonio y arriba la moral, la verdad y el buen sentido. ¡Todas las mujeres madres y menos familias numerosas!

En La peña del infortunio, su gran obra, nos encontramos con una escritora que ha llegado a su total madurez sin miedo de ahondar en los misterios de la carne y la corrupción de la Iglesia. Queda así labrado para quienes llegamos a conocerla, el perfil de una escritora que salta etapas y se adelanta a su tiempo, y cuya valentía no disimula el mal de nuestras instituciones religiosas. Será por eso que ninguna biblioteca de México guarda la menor impronta de su escritura.


Por Coral Aguirre

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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