Cultura

Menos carne

Durante una reunión social el anfitrión lleva a la mesa una cacerola tapada; con bombo y platillo destapa su creación y, con gesto ferviente, presenta su lechón al horno. Los invitados, atónitos, sonríen nerviosamente, algunos se miran unos a otros y más de uno carraspea. Ante tal escena el anfitrión pregunta si todo está bien, a lo que le responden “la mayoría somos vegetarianos”. Esto ocasiona un silencio incómodo, a lo cual no resta más que retirar el suntuoso platillo y buscar una solución. Al final de la velada, escondido en un rincón de la cocina, aquel pródigo come un trozo de su platillo, mientras hace consciencia de que pareciera ser el único carnívoro de la tierra.

En estos tiempos, donde la expresión normalizar las acciones es cada vez más común, resulta intrigante ciertos fenómenos relacionados con la alimentación. Una visita al supermercado se convierte en una revelación de las conductas del consumidor, las estrategias de marketing de las empresas y, sin lugar a duda, las modas. Y léase moda como momentos o tendencias que suelen ser pasajeras; en algunos casos tendrán un éxito multitudinario, pero poco a poco perderán impacto y solo unos cuantos, los verdaderamente interesados o comprometidos, harán de ese movimiento un estilo de vida.

En este caso, hablemos del vegetarianismo. Por allá de 1840, principalmente en Europa, comenzó una oleada de críticos al consumo de cárnicos, pan blanco y el alcohol. Entre sus principales promotores se encontraban grupos religiosos, entre los que se destacaban los adventistas del Séptimo Día, la iglesia Cristiana Bíblica, el Ejército de Salvación, entro otros. Dentro de sus principales argumentos en contra del consumo de cárnicos se encontraba su preocupación por la industrialización y urbanización. A esto se sumaban los riesgos que veían en el consumo de este alimento, el cual estaba expuesto a parásitos y gérmenes, causantes de enfermedades como la tuberculosis, gota o cáncer.

Su alternativa se inclinaba a una alimentación natural, entendiendo esta como frutas, verduras, semillas, etcétera. Desde su óptica, dicha dieta era más barata, ya que el precio de dichos alimentos era mucho menor que un kilo de carne. En cuanto al impacto agrícola, se obtenía una mayor producción del trabajo de la tierra que del pastoreo.

Con el paso de los años el impacto del vegetarianismo rindió frutos, para principios del siglo XIX se contaban con más de 30 sociedades que difundían dicha ideología por medio de la apertura de restaurantes y sanatorios. Por otra parte, se comenzó la creación de textos de divulgación con el objetivo de llegar a más ciudadanos. En estos escritos se mostraban estudios, análisis y dietas para el traslado al vegetarianismo.

Una estrategia más fue la de poner a prueba las cualidades físicas de carnívoros y vegetarianos, para esto se organizaban competencias de resistencia. Hoy en día, el vegetarianismo y veganismo se encuentran en un punto de asentamiento, algunos se bajaron del barco, pero los comprometidos ya tienen una sección dónde comprar en los supermercados.


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Benjamín Ramírez
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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