Mi planta de Silao ya empezó a trabajar hasta los domingos, porque los concesionarios en Texas se quedaron sin camionetas para vender”, me dice Francisco Garza, director general de General Motors México. En esta planta de Guanajuato se producen algunos de los modelos más vendidos en EU, como las camionetas Silverado.
A pocas semanas de reactivado el sector automotriz, ya comienza a sentirse el peso de la demanda estadunidense. “Allá piensan muy distinto con respecto a la decisión de compra de un auto. Están viendo un plan de rescate financiero muy agresivo de 2.2 trillones de dólares, es muy barato conseguir financiamiento, han recibido un cheque del gobierno por la epidemia y también quieren aprovechar los tiempos de gasolina barata, de 2 dólares por galón”, agrega el ejecutivo.
Cerradas desde la última semana de marzo y hasta la primera semana de junio, las plantas automotrices fueron de los sectores que más rápidamente sufrieron el impacto del confinamiento por la epidemia: en abril cayó 99% la producción nacional de vehículos y 90% la exportación, mientras que en mayo la caída fue de 94% y de 95% en las exportaciones.
En 2019, según los datos de la AMIA, se fabricaron en México 3,542,768 unidades, de las cuales 2,460,617 terminaron cruzando la frontera norte, un mercado que acapara el 79.3% del total de la oferta exportadora automotriz.
De ese total, quien más fabricó el año pasado fue justamente GM, con 864 mil 143 unidades.
“Calculamos que en junio la caída en las exportaciones comenzará a recuperarse a -35% para cerrar el 2020 con un déficit de 20% menos de vehículos exportados de nuestra marca”, agrega Garza. Con todo y contracción, las cifras de GM serán mejores que el promedio del sector: esta semana la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) anunció que las exportaciones de autos caerán 33% versus el año previo, con lo cual dejaremos de enviar al exterior unas 1.1 millones de unidades.
Con un mercado nacional que llegó a la epidemia con poca oportunidad de crecer, se calcula que este año se colocarán dentro de México apenas 1 millón de unidades (versus 1,317,727 de 2019). Esta caída en ventas domésticas (y sin estímulos crediticios ni de gasolina barata como los vecinos estadounidenses) sin duda el sector automotriz apostará a que su recuperación llegue vía exportaciones, específicamente desde su mayor cliente como es EU.
Seguimos, aún, siendo el cuarto mayor exportador de automotores del mundo.
La puesta en marcha del T-MEC la semana próxima genera mucha expectativa en este sector por la oportunidad de atraer inversiones de autopartistas nuevos. Según las nuevas condiciones del tratado, la necesidad de que 75% de los componentes de cada vehículo se produzcan regionalmente, da ventaja a México que, por costos y cercanía, es una gran oportunidad para fabricantes de partes, sobre todo asiáticas.
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