El verano ha sido el pretexto ideal para que varios integrantes de la autodenominada Cuarta Transformación hicieran a un lado los principios de "justa medianía" que tanto enarbolaba el prócer de la democracia, Benito Juárez.
En las últimas semanas, los viajes ostentosos han chocado frontalmente con la llamada austeridad republicana, que Morena ha promovido con tanto énfasis, al menos en el discurso.
Primero fue Ricardo Monreal, coordinador de los legisladores morenistas, quien viajó a España para celebrar su aniversario número 40 de matrimonio.
Después vino Miguel Ángel Yunes Linares, panista hoy cercano al oficialismo, quien fue captado en la exclusiva isla de Capri, en Italia.
A la lista se suma Mario Delgado Carrillo, secretario de Educación Pública, quien vacacionaba plácidamente mientras desayunaba en un lujoso hotel de Lisboa, Portugal.
Por su parte, el diputado Enrique Vázquez fue visto bailando en un bar de Ibiza. Pero lo que realmente cimbró la estructura interna del movimiento fue la aparición del secretario de Organización de Morena, Andy López Beltrán, en Tokio.
No estaba solo: lo acompañaba Daniel Asaf, ex mano derecha del ex presidente Andrés Manuel López Obrador.
Ambos fueron vistos en el Hotel Okura Tokyo, uno de los complejos más exclusivos del país asiático.
Para dimensionar, una noche en este hotel puede costar desde 15 mil hasta más de 114 mil pesos mexicanos, dependiendo de la habitación, la temporada y los servicios incluidos.
El hijo del expresidente fue captado en el bufet del lujoso recinto, ubicado en el distrito de Toranomon, una zona céntrica de la capital japonesa que ofrece vistas privilegiadas y cercanía a sitios icónicos como la Torre de Tokio y el Palacio Imperial.
El momento del viaje no pudo ser más incómodo. Coincidió con el llamado indirecto que la presidenta Claudia Sheinbaum lanzó desde Tlalpan, exhortando a los funcionarios y políticos de Morena a sostener los principios fundacionales de la Cuarta Transformación.
"No puede haber gobierno rico con pueblo pobre", insistió, dejando claro que no tolerará actos de corrupción o derroche.
A esto se suma la ausencia de Andy López Beltrán en la Octava Sesión Extraordinaria del Consejo Nacional de Morena, así como en actividades clave de organización de comités seccionales en estados como Coahuila y Tlaxcala.
Pareciera que uno de los preceptos que más validación social le dio al movimiento comienza a desdibujarse.
La austeridad, más que una política pública, fue un emblema moral.
Hoy, algunos de sus rostros más visibles actúan como si dicha bandera ya no les pertenece.
Y en medio de esta deriva, es la presidenta Sheinbaum quien parece ser la única interesada en conservar ese legado.
La pregunta es inevitable: ¿cuánto más resistirá el discurso de la austeridad ante el embate de la opulencia?