Ese día, Alicia salió de casa con su nieta Yazlín Azuleth de dos años de edad, su hija, la mamá de la niña es madre soltera y no tenía donde dejar a la bebé, por eso le pidió a Alicia que le "echara la mano" y se la llevara con ella.
Alicia trabajaba como "checadora" de peseros en la Central Santa Martha, en el epicentro donde ocurrió la explosión de cerca de 50 mil litros de gas LP que se derramaron producto de la volcadura de una pipa en la calzada Ignacio Zaragoza, en Iztapalapa.
Alicia tiene 49 años, es una abuela relativamente joven, tiene dos años trabajando en el servicio de transporte público, antes vendía dulces para mantener a su familia, y ese miércoles la vida la puso en una encrucijada, qué hacer en una situación de extremo peligro en pocos segundos, pues resulta que el instinto habló.
Alicia olió el combustible, se vio envuelta en la nube blanca y ahí, justo ahí supo que lo inmediato que debía hacer era proteger con su propio cuerpo a su nieta Yazlín.
La mujer se puso en cuclillas con la chiquita dentro y luego sobrevino la explosión, insisto, ella se encontraba a unos metros de donde volcó la pipa, es más, ella vio el accidente, por eso actuó rápida e instintivamente.
Minutos después de que las llamas alcanzaron un radio de 300 metros y cuando los cuerpos de rescate comenzaron a llegar de a poco, el oficial Sergio Ángel Soriano vio -aterrado- cómo Alicia salía de entre las llamas, con ropa hecha jirones, la carne viva y sin cabello, pero con su nieta perfectamente cubierta entre sus brazos.
Bite: Hermana de Alicia
Ayer, Grupo Silza la empresa responsable del accidente anunció, a través de un comunicado, que –por el momento- solamente ofrecería apoyo moral a los afectados y a sus familias, eso supo amargo, sobre todo con personas que se esfuerzan por salir adelante, que probablemente no tienen seguridad social, imagínese, Alicia apenas hace dos años consiguió esa "chambita" de supervisora de que la ruta de las combis fluyera en tiempos y de forma adecuada.
La familia de "la abuelita heroína" espera un milagro, porque tiene quemaduras en el 90 por ciento de su cuerpo, por lo que su pronóstico es reservado y crítico.
Por fortuna Yazlín, su nieta está fuera de peligro porque su abuela literalmente la rescató de la muerte.