Política

Entre danzantes y grietas sociales

El buen clima favoreció la edición número 60 del Huey Atlixcáyotl, la llamada fiesta grande que, más que un festival, es un acto de soberanía cultural.

La Plazuela de la Danza se convirtió, una vez más, en el escenario vibrante donde convergieron la identidad de los pueblos originarios de Puebla, con una riqueza coreográfica y musical que se hereda de abuelos a nietos.

Este pase de estafeta generacional es el mayor motivo de orgullo para cualquier poblano. Sin embargo, la belleza de esta estampa indígena y tradicional nos obliga a confrontar el contraste con la realidad social.

En ese sentido, las palabras del arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez, durante la misa dominical resuenan con una amarga verdad: es triste que no se logre romper la brecha social.

La festividad nos recuerda a quiénes se les debe el origen de nuestro mestizaje, pero las cifras nos recuerdan su vulnerabilidad. Los datos más recientes del Inegi y el extinto Coneval, analizados por mi compañera Verónica López el mes pasado, lo confirman: en 2024, casi 2.9 millones de poblanos se encontraban en situación de pobreza multidimensional. Esto significa que casi la mitad de la población de nuestra entidad no solo padece insuficiencia de ingresos, sino que carece de acceso a derechos sociales básicos como salud, educación o seguridad social.

Aún más crudo es el panorama en los Pueblos Mágicos, donde hasta siete de cada diez habitantes enfrentan esta condición.

El círculo rojo debe asumir que esta fractura social es insostenible. La celebración de la identidad debe ser un espejo y un acicate. El orgullo por nuestra herencia cultural no puede maquillarse con las carencias sociales.

La estafeta de la danza se pasa con disciplina y orgullo; la estafeta de la prosperidad y la justicia social no. Es nuestra responsabilidad, como líderes empresariales, universitarios y políticos, lograr que la misma pasión con la que se preserva una tradición milenaria se aplique para romper esa brecha social y garantizar nuestras raíces no convivan con la miseria.

No es suficiente asistir al presídium y ponerse a platicar entre políticos, debemos ver al danzante. El auténtico Huey Atlixcáyotl será el día en que la justicia social sea tan imponente como sus danzas.


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Andrés Lobato
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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