Cumplir 17 años no es cosa fácil. Entre humanos, por lo general, se trata de esa curiosa edad en la que se es adolescente y caemos en la cuenta de la realidad, esa en la que todavía no somos adultos y ya no podemos culpar a la juventud por nuestros errores.
Sí, estimados y apreciables lectores, hoy celebramos 17 años de contar historias, de ser testigos del desarrollo estatal y de todos los rostros que un estado como este tiene para mostrar al mundo.
En 2008, cuando dimos nuestros primeros pasos, el mundo estaba en crisis financiera, Obama hacía historia al otro lado del Río Bravo y en México la lucha contra el narco llenaba portadas. En Hidalgo, la población estrenaba presidentes municipales y también diputados. Nosotros estrenábamos redacción, computadoras (que ahora serían consideradas piezas de museo) y una impresora que, si aún estuviera acá, seguro estoy que seguiría funcionando al 100 para apoyarnos en las juntas editoriales y los cierres de edición.
De hecho, ahora que lo menciono, hemos sido testigos y cronistas de la historia local: desde fiestas patronales hasta debates en el Congreso, pasando por el milagro de que la máquina mencionada funcionaba como la primera vez pero se la llevaron allende nuestras fronteras estatales porque alguien necesitaba garantizar su compromiso con la empresa, la información y la redacción mientras nosotros permanecimos acá, viendo a Hidalgo crecer y creciendo con él: aprendiendo, equivocándonos, reinventándonos y, sobre todo, comprometidos.
Es cierto, 17 años no son pocos, pero tampoco tantos como para saberlo todo. Todavía hay mucho por aprender, miles de historias por contar y no menos hechos por atestiguar y describir.
Debo reconocer que no ha sido ni fácil ni sencillo, pero si algo nos caracteriza además del inmenso cariño y respeto por la actividad periodística, es ese afán por enfrentar los retos.
Ahí están las crónicas, las notas, los reportajes y todas las historias plasmadas en más de 5 mil 500 ejemplares impresos que lo comprueban, labor ahora enriquecida con nuestras redes sociales, nuestra plataforma digital y todas las demás herramientas que Notivox tiene para sus clientes, radioescuchas, televidentes y cibernautas.
En fin, lo relevante es precisamente que cumplimos 17 años. Ni somos niños ni hemos llegado a la mayoría de edad. Estamos en esa etapa donde ya sabemos usar corbata, pero aún nos la ponemos chueca. Si fuéramos persona, probablemente estaríamos pidiendo permiso para llegar tarde a casa… por cubrir una nota de último minuto, por supuesto, ya que igual que un adolescente queremos cambiar el mundo, por eso siempre tenemos una pluma al alcance de la mano...