Pissed Jeans son de las mejores bandas de punk en activo. El cuarteto de Pennsylvania mantiene al hardcore en su justa dimensión. O al menos aquella definida por Henry Rollins en el libro Nuestro grupo podría ser tu vida de Michael Azerrad: “Black Flag jamás dijo: paz, amor y comprensión; si las cosas se salían de control nosotros decíamos mira, las cosas se salen de control”. Apelando siempre a la realidad como un motor de inspiración llevada a la hipérbole mediante guitarras arreciadas y gritos despiadados que nunca evaden la desgracia.
De los nombres que provocan envidia: Pissed Jeans, ¿porqué no se me ocurrió a mi maldita sea? Refiere a pantalones enojados, como las cejas gruñonas, ajustados a los chamorros con las várices saltando de la ira. Pero el juego de palabras también implica la mezclilla meada después de una juerga extrema, como cuando te salpicas de tus propios orines por descargar en las paredes de una calle solitaria a las 3 de la mañana.
Pissed Jeans son el gran secreto a voces al que Sub Pop Records no ha sabido sacarle el provecho necesario como para convertirlos en una suerte de contrapeso americano a los inmamables Idles. Cuyo sonido se ha reducido a jingles de comerciales sonoros de ong imaginarias y chaquetas. La supuesta hiper conciencia de los Idles tiene la misma indignación de los adolescentes que protestan aventando sopas de jitomate a obras de arte protegidas: vandalismo de entorno controlado y seguro en el que no se rompe ni la uña con hongos. Un broquel de principios frágiles que los mantenga a salvo de su mediocre discografía incapaz de imponerse al golpe de suerte que fue Joy as an Act of Resistance de 2018. Me tienen hasta la madre con su psicoanálisis de Instagram. Ahora resulta que ellos saben más de mi sodomita masculinidad que yo. Pero, la verdad sea justa no sólo los Idles. Existe actualmente un arrastre por hacer música tomando como base lo que la gente quiere escuchar a toda costa, en lugar de componer bajos los propios términos del artista. Supongo es la consecuencia de las redes sociales como focus group infinito en el que el usuario, ese ser humano detrás del avatar y el nickname es el objeto de estudio de mercado.
Pero quizás sea mejor así. En 20 de años recién cumplidos este 2024, Pissed Jeans no ha necesitado de treparse a los posicionamientos de moda para ganarse el respeto de los escuchas. El sobrepeso o cuerpo hegemónico de sus integrantes no son punto de partida de nada. La primera rola de Half Divorce, su más reciente álbum lanzado en semanas pasadas, es un puñetazo al cristal de un auto con los nudillos apenas envueltos en un trapo. “Killing all the wrong people” destapa sin piedad una olla de ira contra la realidad que no cambia por mucho que se expresen hilos de lugares comunes e ironías santurronas sobre la deconstrucción y frente a la cámara de un dispositivo celular.
Las injusticas señaladas en redes sociales siempre se termina aniquilando a las personas equivocadas. Las revoluciones digitales, sin importar la causa, han pavimentado involuntariamente el camino a una derecha cínica que se chupa los dedos.
De eso van las canciones de Half Divorce que no rebasan los dos minutos y medio de duración en los que no buscan quedar bien con nadie. De la deconstrucción que no nos salvará de quedarnos calvos. Ser boomer implica hacerse cargo de las cuentas, las deudas, los huesos con la gravedad esquilando los huesos y la derrota. La presión sanguínea hace su performatividad cada que un jefe de oficina que también se está quedando calvo te jode la mañana mientras el café no hace sino reanimar la gastritis. Si es que tienes la jodida suerte de tener un empleo. Es como si los Pissed dijeran: mira, nos estamos poniendo viejos.
Por ejemplo “Everywhere is bad” patea cualquier luminosa postal de cuanta ciudad se le cruce de frente y donde hasta Acapulco sale embarrado: “Philadelphia es sucia, en San Francisco ya no caben más freaks, Las Vegas es pérdida segura, Los Angeles tiene el cielo contaminado, Acapulco es aburrido, Helsinki es muy frio e Italia es habitada por católicos controladores…” No hay lugar a donde ir y quien diga lo contrario es un hipócrita que en el fondo disfruta del turismo genérico. “Lo siento si te pone triste pero es la verdad” gritan los Pissed.
Así que mientras los Idles se la pasan robándose modelitos e ideas de vestidos esponjados cubiertos de perla reflectiva en perfiles de Instagram y Pinterest, los Pissed Jeans patean a los turistas de su propio idealismo y cualquiera que con el Síndrome de Peter Pan pretendan corregir a cualquier desgraciado. Lo suyo es seguir haciendo hardcore de realismo bruto. Half Divorce es un disco adulto en su acepción más jodida. Por lo mismo encabronadamente bueno. Un producto extraño casi único que no lo tiene miedo a la pesadilla de envejecer ni ser visto como boomer de rodillas desgastadas. Lo que boomer sea que signifique. Insulto o realidad aumentada por la hipertensión.