Uno de los temas más preocupantes en México desde hace años es la corrupción. El crecimiento de la misma y el descaro al (no) combatirla en las administraciones pasadas explican, en alguna medida, la llegada de Andrés Manuel López Obrador al poder. Es difícil medir el alcance de la corrupción. Si bien algunas encuestas del INEGI intentan capturar la magnitud del fenómeno y ponerle números, el índice que genera Transparencia Internacional es quizás el indicador más utilizado y se refiere más que a la corrupción en sí misma, a la percepción que de ella existe.
En su edición más reciente, México aparece en el lugar 130 de los 180 países evaluados, un avance de ocho posiciones respecto al año previo. El índice evalúa con puntos las prácticas que limitan o impiden la corrupción en el mundo; entre más puntos tenga un país, estará mejor evaluado, donde 100 es lo más “limpio” y cero es altamente corrupto. En función de esos puntos, TI ordena en un ranking a los 180 países. Sin sorpresas, los países con más puntos y, por ende, más limpios fueron Dinamarca y Nueva Zelanda, ambos empatados en primer lugar, seguidos de Finlandia en tercero. Los últimos lugares los ocupan Siria, Sudán del Sur y Somalia.
México mejoró en un año un punto, solo un punto, pero dado a que varios países empatan en una misma posición y otros empeoran, esto repercutió en un avance de ocho posiciones en el ranking. Comparte el lugar 130 con Guinea, Laos, Maldivas, Mali, Myanmar y Togo.
En 2019, México obtuvo 29 puntos. El mundo, en promedio, obtuvo 43. América también tuvo 43, Europa 66 y África subsahariana 32. Es decir, el puntaje de México se encuentra por debajo del puntaje de la región peor evaluada del mundo. Algunos países que habían estado en posiciones similares a México en la edición anterior del índice se mantuvieron estancados, como Rusia, mientras que otros, como Irán, empeoraron. Entre los integrantes de la OCDE, México ocupa el último lugar y respecto a los países del G20, solo está por arriba de Rusia que tiene 28 puntos. Hay poco que celebrar.
Por otro lado, The Economist publicó su Índice de Democracia 2019 en el que México aparece en el lugar 73 de 167 países. El rubro en el que el país sale peor evaluado es en la cultura política y se le considera una democracia imperfecta —flawed democracy—, al igual que la mayoría de América Latina. Las únicas economías latinoamericanas que considera como democracias completas o democracias funcionales son Uruguay, Costa Rica y Chile. Más allá de la posición en el ranking, la puntuación de México lleva cayendo por seis años consecutivos. Es la menor desde 2006, 6.09 puntos, a solo unas pocas décimas de entrar a la categoría de “regímenes híbridos”, aquellos caracterizados por gobiernos autoritarios y procesos democráticos incompletos.
Hay síntomas preocupantes en la economía. La situación de inseguridad e impunidad que vive el país alcanza niveles alarmantes y empeorando cada día. En corrupción no hay avances. Quizás hablemos menos de democracia, pero este índice muestra el deterioro. Las señales de alerta ya deberían de estar encendidas. No hay nada que celebrar.
@ValeriaMoy