La iglesia católica históricamente ha sido conocida por su cercanía al sistema político de los conservadores; su defensa tradicional es la familia, vida, fe, orden social al igual que la fuerza política de la derecha que siempre ha usado su estructura interna y visión moral para conservar el capitalismo en todos sus conceptos. México no es la excepción, es un país que tiene más del 90 por ciento de católicos.
En el siglo XX se alió con los regímenes conservadores en el mundo y su cercanía a los dictadores de derecha, bajo el argumento de fomentar la fe, tradiciones, usos y costumbres familiares. El clero mexicano al día de hoy representa esta línea política a pesar de las leyes de un estado laico.
Pese a toda la innovación que el Papa Francisco provocó dentro de la iglesia, el clero mexicano fue la iglesia católica que más resistencia tuvo y no modificó su forma de manejar la doctrina tradicional, motivo por lo que los conservadores ven a la iglesia como un aliado necesario para fomentar la dogma tradicional de la fe católica; sin embargo, mantuvo una relación conservadora con el sector que lideró el Papa Francisco desde la innovación a una iglesia más humilde y cercana al pueblo, defendiendo a los pobres y alejando al clero de la clerical tradicional.
La iglesia mexicana no ha permitido diluir la doctrina tradicional, mucho menos la dogma esencial del catolicismo, respetando la figura del liderazgo del Papa Francisco; por ello, para los mexicanos la muerte de su máximo líder espiritual, defensor de su iglesia lamentan que la presidenta Claudia Sheinbaum, judía y comunista, quien representan a su vez a los mexicanos católicos, no comparta esta pérdida y no asista al funeral del Papa, enviando a la Secretaria de Gobernación, mientras más de sesenta presidentes, reyes y jefes de estado llámese comunistas, socialistas, judíos, musulmanes y budistas asistieron, incomodando así a la iglesia y católicos, motivo que genera diferencias políticas con su régimen del segundo piso de la cuarta transformación.