En la entrega anterior expuse el contexto mediante el cual, la iglesia La Luz del Mundo, inició la descentralización de su festividad más importante, bajo la dirección del apóstol de Jesucristo, Naasón Joaquín García. Esta decisión ha impactado de manera positiva para fortalecer las comunidades locales y expandirse a lo largo y ancho de la Unión Americana.
Ahí, en Estados Unidos, después de cuatro años de no celebrar ninguna reunión de este tipo, el apóstol Naasón instruyó la celebración de varios eventos de Santas Cenas regionales. La de Texas se llevó a cabo en la ciudad de Houston, en la que se congregaron más de 15 mil creyentes en el centro de la ciudad, el 14 de febrero del presente año. Luego vino una impresionante reunión con más de 20,000 creyentes en California.
Para este mes de mayo, dos reuniones simultáneas movilizaron a más de 50,000 creyentes. La reunión de Chicago y la de Washington provocaron ampliar los espacios y hacer ajustes al programa, a fin de atender la demanda de los miles de asistentes que llegaron para duplicar y triplicar la necesidad de espacio en Chicago y Washington, respectivamente.
A finales de este mes, la Santa Cena para Arizona y para Oregón están programadas. Seguramente -al igual que las anteriores reuniones- congregarán a miles y miles de creyentes que, pese a la persecución y discriminación sufridas estos cinco años, no han perdido la fe en Dios, la esperanza en Jesucristo, y la confianza en el Creador de vindicar el nombre del apóstol Naasón.
Algo importante cabe resaltar en esta poderosa expansión de La Luz del Mundo en Estados Unidos. Las autoridades de Ontario, California, en donde a finales de febrero de este año se llevó a cabo la Santa Cena, reconocieron la derrama económica que dejó la reunión de los hermanos en esa ciudad y ofrecieron su hospitalidad para que esa ciudad se convierta en sede de este tipo de reuniones.
La diferencia en la actitud de las autoridades con las de Jalisco y México es diametralmente opuesta. Mientras que en Jalisco se la pasaron obstaculizando la reunión, en California le abren las puertas para que se continúe llevando a cabo. Lo que en Jalisco fue un problema, en California se ve como una oportunidad para dejar la derrama económica en su ciudad. Jalisco perdió la oportunidad al negar el apoyo, mientras que California abrió sus puertas todo el tiempo.
Guadalajara no volverá a tener las visitas de los miles de fieles de otros países, pero seguirá teniendo las mismas multitudes, porque los espacios serán cubiertos por una poderosa expansión y crecimiento en el número de fieles en México.
Ojalá que la apertura para no perder la sede de estas reuniones se vea reflejada en el apoyo en servicios públicos, hospedaje y mejoras sustanciales en seguridad, de las autoridades de Jalisco y de Guadalajara.