El Pachuca, que tuvo una de las más deslucidas participaciones en el trepidante Mundial de clubes –fue de los pocos equipos en no poder cosechar ni un roñoso puntito, con perdón del adjetivo adosado al despreciativo diminutivo— lidera ahora el torneo Apertura de doña Liga MX: no sólo encabeza la competición sino que lleva un paso perfecto.
Mientras tanto, los Rayados, luego de su muy honroso y honorable desempeño en la referida justa planetaria, cayeron estrepitosamente ante los tuzos, miren ustedes.
En lo que toca a los odiosillos de Coapa, no levantan cabeza, empatados en puntos con el siempre prometedor Cruz Azul (dos empates, ambos equipos, y un solo partido ganado), y de mis Chivitas mejor no hablamos.
Bienvenidos al universo futbolístico mexicano, estimados aficionados, marcado por el sello de una competición absolutamente impredecible que pareciera haber sido diseñada, calculada y deliberadamente, para beneficiar a las casas apostadoras: los favoritos, en el mapa de quienes pretenden anticipar los resultados más lógicos, se derrumban ante los últimos de la tabla y en el paisaje aparecen siempre unos caballos negros que, justo en el momento en que esperarías cierta regularidad en su juego, se desploman también.
En principio, Toluca sigue siendo el gran favorito y, de seguir así las cosas, el encuentro de la jornada 15 –el 26 de octubre (falta mucho tiempo)— ante el victorioso Pachuca será la madre de todos los partidos.
Pero, justamente, todo cambia o, llegada la ruleta de la Liguilla, la incertidumbre se impondrá hasta el último minuto.
Ya vieron ustedes que las invencibles Águilas no pudieron siquiera pasarle por encima al LAFC para colarse al mentado Mundial y que tampoco alcanzaron logro alguno en el pasado torneo local.
Por cierto, ya que son tan pretenciosos los de Coapa como para cacarear que el único resultado que les importa verdaderamente es un título y que cualquier otro desenlace es un declarado fracaso, ¿qué pueden estar experimentando en estos momentos, sin ningún diploma ni copa ni nada en sus bolsillos? ¿Se van a aventar a un precipicio, van a cambiar de director técnico, van a echar fuera a toda la plantilla, van a negociar debajo de la mesa con las más oscuras fuerzas de nuestro balompié o van a resucitar al final del torneo para callarnos la boca a quienes no simpatizamos nada de nada con ellos?
Ah, y faltaba la tal Leagues Cup para seguir con las sorpresas. Resulta que uno de los supremos candidatos al título en el referido torneo Apertura que estamos sobrellevando los aficionados cada fin de semana, el magnífico Cruz Azul, acaba de sufrir la más humillante de las derrotas por cortesía del Seattle Sounders: siete señores goles anotados por los estadounidenses de la MLS y ninguno en el registro de su impenetrable portería.
¿Qué podemos decir, qué teoría científica explica tan escandaloso resultado, qué posible apreciación habríamos de tener sobre la diferencia de niveles entre las ligas de los vecinos países y, sobre todo, cuál séria el pronóstico del equipo cementero en el torneo que está teniendo lugar ahora en el territorio mexicano? ¿Serán, a pesar de todo, los gloriosos campeones del Apertura? ¿No lograrán siquiera los puntos para disputar el título en la fase final? ¿Les pesará anímicamente una derrota tan aplastante como para no poder ya imponerse en la cancha?
Luego de estas reflexiones y de tan perturbadoras interrogantes, reitero mi propósito de no referirme ni de pasada a mis sufridas Chivitas…