Política

¿Son todos iguales?

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Es muy curioso, pero en estas elecciones la pregunta sobre si los políticos y los candidatos de todos los partidos son iguales o son distintos se ha convertido en un tema central para la decisión de muchos votantes. Pero la respuesta no es ni simple ni unívoca. Porque es cierto que, en muchos sentidos, la llamada “clase política” se asemeja en ciertos comportamientos.

En realidad, son pocos los que pueden desprenderse de su pasado y generar nuevas actitudes. Además, también es cierto que, al intentar distanciarse de esta clase, muchos comienzan a mimetizar y a repetir los gestos de sus nuevos líderes, generando así un proceso de duplicación de dichas actitudes. Véase, por ejemplo, la repetición del discurso populista en muchos líderes latinoamericanos, o incluso de otras partes del mundo; se dicen distintos a los políticos del establishment, pero terminan reproduciendo los mismos vicios y en no pocas ocasiones les agregan los propios.

Ya más de una vez se ha demostrado que el discurso populista insiste en los mismos temas; al grado que se ha vuelto una receta que cualquier político local puede copiar y usar: hablar a nombre del pueblo, acusar a los otros (escogidos selectivamente) de ser el origen de todos los problemas, dividir a la sociedad en buenos y malos, prometer cualquier cosa aunque sea imposible de cumplir, acusar a los críticos de ser parte de los que no quieren cambiar, mentir descaradamente sabiendo que no hay penalización por ello. Y todo, para al final llegar a hacer lo mismo, o peor.

A pesar de todo, una parte central del discurso es la toma de distancia del otro: no somos iguales, dicen. El problema es que buena parte de los “transformadores” de hoy eran parte del viejo sistema. López Obrador habla por ejemplo del periodo neoliberal mexicano, que según sus declaraciones comenzó en el sexenio de Miguel de la Madrid. Y el hombre fuerte de ese gobierno, Secretario de Gobernación, era Manuel Bartlett, artífice de la caída del sistema en las elecciones de 1988. El mismo AMLO era miembro de ese partido durante el periodo neoliberal y la lista de colaboradores cercanos que eran miembros del sistema y que lo siguieron siendo durante buena parte de ese periodo, es larga. ¿Cómo se puede ser distinto con los mismos de antes?

Nuestra historia, por lo demás, es de líderes que han pretendido presentarse como distintos, así como de una población que les ha creído firmemente. Tengo muchos colegas, hoy grandes seguidores de la 4T, que en su momento creyeron y apoyaron a Fox, para luego decepcionarse amargamente.

La ilusión del cambio, por cualquiera que lo anuncie, ha alimentado la esperanza del milagro en una población acostumbrada a esperarlo. Al final, quizás lo que habría que saber es que el cambio no vendrá de alguien que lo otorgue, sino de los que quieran obtenerlo y exigirlo. Que, en eso, las diferencias ideológicas entre los partidos son importantes, pero aún más la calidad moral, las capacidades y las competencias de los candidatos. Y que considerarse distinto, no basta. Se requiere dejar de comportarse como los otros y hacer mejor las cosas. Y eso comienza por hacer una campaña decorosa. Lo cual ya sería distinto.

Roberto Blancarte

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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