Política

El elefante en la sala (de la SCJN)

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Su silencio ha sido muy pesado. Hasta cierto punto desconcertante. Aunque espero, como muchos otros mexicanos, que al final sea explicable. El ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, ha demostrado ser no solo una persona inteligente y un excelente jurista, sino también un buen político, lo cual se requiere en un país como México, donde el poder judicial es ocasionalmente acosado por miembros de otros poderes.

Mantener su independencia requiere mucho tacto, entereza, así como habilidad jurídica y política. Es evidente que, hasta ahora, el ministro Zaldívar ha tratado de evitar confrontaciones con el Presidente de la República y, sobre todo, ha intentado mantener la independencia del Poder Judicial. No ha sido fácil, porque las ocurrencias, o desplantes del jefe del Poder Ejecutivo y de sus seguidores han generado en más de una ocasión zonas de conflicto. Da la impresión, sin embargo, que Zaldívar ha logrado convencer a López Obrador de estar luchando por los mismos objetivos de la lucha contra la desigualdad y la corrupción en el país. Y es obvio que, si el ministro presidente de la SCJN tiene diferencias importantes con el Ejecutivo federal, las ha sabido ocultar muy bien hasta ahora.

Es evidente que el ministro Zaldívar ha tratado de evitar confrontaciones con el Presidente

Yo soy de los que ha defendido la labor actual de la Suprema Corte y he seguido la trayectoria del ministro Zaldívar. Me parece que ha permitido ampliar y consolidar un régimen de libertades en nuestro país y ha hecho lo posible por combatir la corrupción que todos sabemos existe en el poder judicial. Pero el riesgo de que la aprobación por el Senado de la extensión de su mandato como presidente de la SCJN se convierta en una realidad, si la Cámara de Diputados le sigue (lo cual es probable, dada el visto bueno dado por López Obrador a esta pretensión), es enorme.

El elefante en la sala, que algunos parecen no ver, o no preocuparles, se llama “reelección del presidente de la República”. Sería pisotear la sacralizada imagen del llamado apóstol de la democracia, Francisco I. Madero, en la que supuestamente se refleja AMLO, pero, admitámoslo, no sería la primera contradicción de este gobierno. Tampoco sería, por lo demás, contradictorio con el ejercicio de gobiernos populistas similares que se han eternizado en el poder, no solo a base del manejo anti-ético del presupuesto social para dirigir el voto, o de promesas de apego a la ley cínicamente incumplidas, sino también de la manipulación del aparato judicial. La sombra de Evo Morales se pasea por Palacio Nacional; alguien que cambió la constitución para reelegirse, después prometió que no se volvería a presentar, cuando lo hizo perdió un referéndum y aun así manipuló al tribunal electoral para poder hacerlo. Hasta que la gente salió a las calles a protestar.

Esperemos que en México la SCJN impida cualquier tentación similar. Por eso me hubiera encantado un tuit contundente del ministro Zaldívar (a quien sigo, igual que a las decisiones de la SCJN) deslindándose y negándose a lo aprobado anticonstitucionalmente por el Senado. Espero que él tenga una estrategia menos mediática, pero de igual o mayor contundencia.

Roberto Blancarte

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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