Política

El conflicto y la verdad

Desde pequeños los hombres, habiendo aprendido a hablar, descubrimos que podemos expresar lo que vemos, lo que oímos, lo que sentimos y lo que pensamos; pero también nos damos cuenta de que lo que decimos puede alejarse de lo que hemos experimentado y conocido. Nos damos cuenta, aunque no nos lo expliquen, de la diferencia entre la verdad y la mentira y de que, por conveniencia, podemos mentir en muchas ocasiones y circunstancias. Si preguntan las madres a sus hijos sobre quién rompió tal cosa o causó algún desperfecto, no falta muchas veces el recurso a la mentira. Sin embargo, todos percibimos que algo anda mal si decimos mentiras y, normalmente, los padres, la familia y la sociedad nos enseñan que debemos decir la verdad y que no debemos mentir.

No obstante su connotación de inmoralidad, la mentira se vuelve el instrumento, el camino fácil, o menos difícil, para obtener lo que se desea o para evitar lo que no se quiere, con consecuencias que pueden llegar a ser graves. Se miente para evitar sanciones y penas, para obtener puestos y cargos, para recibir, o exigir, más dinero, para dominar a otros, para enriquecerse y para obtener poder.

Por lo anterior, el campo de la política es uno donde la fascinación de la mentira se insinúa a los actores de modo muy fuerte y constante. El político necesita apoyo, necesita una base que le dé fuerza y bien puede usar la mentira sea para cubrir sus errores o para aprovechar las oportunidades. No se trata aquí de errores o de sesgos que inciden en las convicciones o en las opiniones. Alguien puede estar equivocado y sostener una postura o proponer un proyecto de buena fe. En ese caso tal vez diga algo falso, pero sin la conciencia suficiente. Solo se miente cuando se dice algo falso a sabiendas de que es falso, con el fin de engañar a los demás.

Los políticos no es que sean más malos que los demás seres humanos. Simplemente son humanos y, dado que lo que se juega en los diferentes niveles de su campo suele ser bastante más que lo que se juega en conflictos de persona a persona, es comprensible que las tentaciones sean mayores. Los más grandes conflictos encierran, lógicamente, una mayor fuerza de la tentación de mentir.

Por otro lado, la inmoralidad de la mentira no significa que toda la información sobre determinadas cosas deba ser expuesta al alcance de todos. Hoy eso se comprende sin dificultades si se trata de información privada, que no cualquiera tiene derecho a obtener, pero también existen motivos y situaciones que exigen la custodia reservada de datos e información, como la seguridad de un país, por ejemplo.

La superación de los conflictos procurando salvar la justicia solo puede darse si hay un mínimo de confianza entre los actores. La mentira destruye la confianza y, por ello, la verdad es un valor fundamental en la construcción de la paz.


Google news logo
Síguenos en
Pedro Miguel Funes Díaz
  • Pedro Miguel Funes Díaz
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.