Cultura

Cada quien su música: cine y canciones

Cada quien su música:  cine y canciones
Cada quien su música: cine y canciones

El cine se convirtió en el entretenimiento más accesible para aquellos que crecimos en la segunda mitad del siglo XX. Cualidad que no solamente permitía que el público disfrutara de la permanencia voluntaria sino, también, de una variedad de temas y de espacios que nos dieron la oportunidad de soñar despiertos y crear a partir de aquellos sueños.

En mi caso, fue quizás una experiencia surrealista que ilustro con una película de Woody Allen, La rosa púrpura del Cairo, ya que en distintas ocasiones confundía los sitios reales con aquellos que se limitaban al set cinematográfico. La niñez deja fluir entre lo onírico y lo tangible sin tropezar con lindes; lo liminal se diluye entre el afán del juego, la mínima obligación y la nostalgia. Yo, niña, acompañaba a mi padre a algunas filmaciones y ahí o en casa convivía con varios de sus compañeros de escena. ¿En dónde estaba la frontera que dividía los entornos de mi vida?

Comentan Jesús Flores y Pablo Dueñas en el libro sobre José Alfredo que escribieron para Sony Music: “Sin ser exagerados, podemos afirmar que sus canciones provocaron ambientes cinematográficos diversos en todas aquellas escenas de amor, despecho y desamor, serenatas, entornos de cantina, argumentos de desengaño y traición…”. Creo yo que ese género de comedia musical ranchera fue aceptado entre las familias de habla hispana por su ingenuo modo de relatar, por su lenguaje naïve, por la representación de un entorno cultural abundante que proponía valores y costumbres aptas a través de una narrativa regional llena de humor y de canciones.

“No vale nada la vida, la vida no vale nada, comienza siempre llorando y así llorando se acaba; por eso es que en este mundo la vida no vale nada…”.

Camino de Guanajuato fue el primer estelar de mi padre. Al lado de Lola Beltrán protagonizaron una historia de amor que unió a nuestras familias para toda la vida. Rafael Baledón dirigió esta comedia en la que incluyó la participación de Demetrio González y, al menos, nueve canciones de José Alfredo. Esos tres grandes artistas formaron un trío musical y juntos realizaron una gira en la que surgió un enredo amoroso. Los temas servían para ambientar las escenas y para reforzar la trama. Razón por la que eligió canciones como “La que se fue” y “Tú y las nubes”.

“Yo conocí la pobreza y allá entre los pobres jamás lloré, yo pa’ qué quiero riquezas si voy con el alma perdida y sin fe. Yo lo que quiero es que vuelva, que vuelva conmigo la que se fue…”.

“Ando volando bajo, mi amor está por los suelos y tú tan alto, tan alto, mirando mi desconsuelo, sabiendo que soy un hombre que está muy lejos del cielo…”.

Rafael Baledón vuelve a elegir al mismo trío para realizar una nueva tragicomedia, Guitarras de medianoche; sin embargo, en esta ocasión agrega un personaje enmascarado, quizás rememorando a Robin Hood o al Zorro, para darle dramatismo, humor y conflicto a la historia. Es una producción ambiciosa que contó con grandes figuras en todos los sectores, ya que el guion fue realizado por Fernando Galiana, la música de Manuel Esperón y la fotografía de Raúl Martínez Solares. En general las canciones que aquí se escuchan son serenatas alegres o románticas, aunque no deja de haber temas melancólicos como “Alma de acero” o “A los quince o veinte tragos”; desde luego que el director aprovecha la excepcional interpretación que hizo Miguel Aceves Mejía de “El jinete”:

“Por la lejana montaña va cabalgando un jinete, vaga solito en el mundo y va deseando la muerte. Lleva en su pecho una herida, va con su alma destrozada, quisiera perder la vida y reunirse con su amada…”.

Por último, Cada quién su música es una comedia musical en donde cada trío destaca el valor del género que representa; es decir, hay una especie de competencia entre el bolero y la canción ranchera o bravía. Mauricio de la Serna eligió un guion de Fernando Galiana en el que resalta la vida de un grupo de jóvenes cantantes que viven muy pobremente en una pensión. El elenco es de cartelera internacional pues nos encontramos, por un lado, con Pedro Vargas, Lucho Gatica y María Victoria formando el trío romántico mientras que, para el trío ranchero, están Rosa de Castilla, Demetrio González y José Alfredo. En esta película también se cantan muchas canciones de mi padre, no obstante, el dato curioso, es que él hace una parodia de “Tu recuerdo y yo” que dice así: “Estoy en el rincón de una cantina lavando copas turbias de licor…”. Creo que, con estos datos, estimado lector, tal vez te animes a pasar una tarde disfrutando de estas producciones, que forman parte del acervo del cine mexicano de aquella maravillosa década de los años cincuenta. Las tres se encuentran en distintas plataformas accesibles a todo público. Mientras tanto:

“Me están sirviendo ya la del estribo, ‘orita ya no sé si tengo fe, ‘orita solamente ya les pido que toquen otra vez La que se fue”.


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Paloma Jiménez Gálvez
  • Paloma Jiménez Gálvez
  • [email protected]
  • Estudió la maestría en Letras Modernas en la Universidad Iberoamericana, y es Doctora en Letras Hispánicas. Desarrolló el proyecto de la Casa Museo José Alfredo Jiménez, en Dolores Hidalgo, Guanajuato. Publica su columna un sábado al mes.
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