Se ha presentado una cierta agitación en diversos asuntos públicos. De suyo la esfera de lo público siempre reporta asuntos con cierta dosis de diferencia respecto de lo ordinario. El asunto del robo descarado de gasolina encubierta como aceite aditivo, en un volumen nada pequeño. Es una actividad de tal envergadura que requiere la participación de un número de personas amplio, aun si los participantes no se enteraban del fraude – robo. La increíble postura inicial de la Fiscalía de la República de no enterarse, de su voluntarista y casi cómplice. La realización de varias de las operaciones necesarias para consumar el robo de personal de alto rango de la Secretaría de Marina. El monto en dólares de la ganancia ilícita de los involucrados es digno de ser un monto tal que varios países ya lo quisieran para apuntalar su presupuesto nacional. Todo lo cual se reúne de tal modo que difícilmente habrá una reposición del robo, no obstante que se tomen medidas para evitar se repita esos robos, y quizá, sólo quizá, se juzgue a algunos responsables menores.
Más agitación en el tema de la desaparición de los jóvenes de la Normal Isidro Burgos de Ayotzinapa. Un crimen, a pesar de los años de su realización, que puso, pone y pondrá en ridículo a la capacidad de gobierno de resolver la veracidad de los hechos, la responsabilidad de diversos actores cuya participación, aunque no demostrada, si presumida dada la magnitud del suceso y la complicidad para evitar el conocimiento de la verdadera realidad. Hoy los actores de aquel lugar y aquella Normal se manifiestan con fuerza para reafirmar su petición de conocer los hechos de aquel entonces, identificar a los participantes y responsables, castigar legalmente con juicio de por medio a esos responsables y determinar el lugar donde finalmente se encuentran los restos de los estudiantes sacrificados.
Agitación en el Congreso de la Unión, en especial en la Cámara de Diputados por causa del presupuesto federal para el ya próximo año 2026. Son muchos los actores económicos quienes dependen del gasto público, sino para sobrevivir, si para tener algún ingreso mayor que sus egresos. El ritual de gobernadores y políticos de los diferentes estados de la Unión ya es evidente, pues los dineros federales ya tienen un objetivo de gasto, y ahora el tema es en dónde se ha de gastar, aparte de las urgencias del país tales como la deuda pública, los déficits de las grandes empresas nacionales y las obras y los gastos necesarios ya decididas dada su importancia para el mínimo funcionamiento del gobierno federal en los temas prioritarios, en especial la seguridad. Y, sucederá lo usual, con todo y agitación de políticos y técnicos urgidos de obra pública, alguna indispensable otra sólo para cubrir el expediente de atención al público, quienes deciden lo harán para ganar el máximo de “puntos” para su popularidad, con todo y agitación de los agitados.
Deuda pública, Pemex, CFE, seguridad y burocracia, como siempre, serán los ganadores. Con todo y agitados y agitación, hoy es meramente ritual. Una excepción, la cual quedará bien atendida con los fondos necesarios son las entregas a los adultos mayores, al Sistema del Bienestar y a los jóvenes.
Las condiciones del país, población, gobierno y economía no son explosivas hoy, sin embargo, requieren atención prioritaria y capacidad para adelantarse a las complicaciones, muchas veces imprevisibles por las decisiones internacionales. Con ese vecino del norte cuyas acciones dependen de cómo durmió la noche anterior; con los efectos de las decisiones económicas, y a veces militares, de otros países; y con el cuasi cierre de la válvula de la migración, el país no está para inventos y transformaciones del número que sea. Está para atención prioritaria a las situaciones de alarma posibles por causa de hechos no previstos, atención tal que los efectos negativos queden minimizados y las soluciones se implementen con rapidez y eficacia.
En medio de lo anterior Salud y Educación han quedado con atención mínima para priorizar las situaciones de apuro y de potenciales repercusiones mayores. La importancia de estos dos sectores nadie la cuestiona. Según lo decidido en el gobierno se atenderá lo mínimo, lo urgente y si sobra algo, habrá mejoras. Con todo y presiones de los miembros de estos sectores.
La agitación seguirá un buen rato. Será necesario acostumbrarse y al tiempo aprovechar cualquier resquicio para intentar la mejora de servicios, sectores y propósitos nacionales. Un factor de ayuda a mejorar las acciones menos atendidas es, sin duda, un gobierno con eficacia, con atención a superar de manera eficiente las dificultades y decidió a ver, de verdad, la situación del país y no la simpleza de seguir intentando proteger y perdonar a sus partidarios.
Es momento de verdades ante la población, ante seguidores y ante servidores. Sólo así habrá transformación transformadora.