
En la entrega de la semana pasada, empezamos a hablar de los nueve obstáculos en el camino de yoga que es necesario observar y combatir, y el primer impedimento que abordamos es la enfermedad, que si se entiende como una crisis depurativa puede llevarnos a grandes entendimientos de nosotros mismos, pero que efectivamente genera un estado de debilidad en el cuerpo haciendo que nos alejemos de la práctica.
El segundo obstáculo es Styana, la apatía o pereza. Esta característica de una mente estancada y dominada por la ignorancia hace que abandonemos la práctica cayendo en un estado de abulia e indiferencia que nos hace perder el interés para conectar con nosotros mismos, con nuestra vitalidad, con nuestra capacidad de acción.
Como explica el portal cuerpomenteyespiritu.es, “estamos inmersos en un pozo de ideas fijas que nos dan seguridad, esa falsa seguridad en la que vive el Ego, y perdemos de vista la amplitud del horizonte en el que transcurre la vida. Es una especie de letargo para la mente que no está dispuesta a luchar por conseguir esos objetivos deseables y nobles de los que habla el Yoga”.
El tercer obstáculo es Samshaya, la duda o incertidumbre. De repente en el camino tal parece que uno perdiera la confianza en la enseñanza y en uno mismo, dudando de si lo que hacemos es lo correcto o si es una pérdida de tiempo. La duda es una actitud que “corroe nuestra esperanza, es por ello que tenemos que vencerla con fe y coraje”.
Así que hoy te proponemos una postura que al mismo tiempo conecta con la vitalidad y activa la autoconfianza, y esa es Simhasana, la postura de El León. Cuando practicamos Simhasana, y logramos pasar de la risa que genera estar con la lengua afuera y haciendo bizcos por un rato,—risa que también es revitalizante— conectamos realmente con la postura.
Esta asana tiene como efecto fundamental la destrucción del Ego aniquilando la vanidad, despertando gradualmente el amor puro y la devoción. Si el practicante persevera, encontrará fuerza vital, equilibrio psíquico y espiritual, ganando al mismo tiempo “confianza en sí mismo y sentido del deber”. La postura de El León invita a ser fieles a nosotros mismos y a expresar nuestra verdad, cualquiera que ésta sea, y eso nos aporta certeza de que vamos por el camino correcto.