Leo (Prospect, 25/9/25) que Fiodor Dostoievski se ha vuelto viral en el Reino Unido entre la generación Z.
Dostoievski atrajo desde siempre a gente joven: varios de sus personajes principales están a comienzos o a mediados de sus veintes.
Los dos más leídos son Noches blancas, donde el narrador tiene 26, y Memorias del subsuelo, donde el narrador regresa a su vida cuando tenía 24.
A esto se suma la “sorprendente resonancia cultural” de sus antihéroes en un mundo de pandemia (Memorias del subsuelo cuadruplicó sus ventas durante ella) y pospandemia. Soportan la soledad. Son idealistas, marginados sociales y sufren de angustia existencial.
El “dostoiéxito” habría sido imposible sin los influencers. Podría ponerse así. Tik: “Noches blancas es uno de los más devastadores libros de amor que he experimentado”. Tok: “Memorias del subsuelo es uno de los más grandes clásicos breves”.
(Acaso el mayor TikTok sea el de George Steiner: “Memorias del subsuelo es probablemente el más dostoievskiano de los libros. Las antiguas metáforas que relacionan al hombre con gusanos y lombrices son transformadas por Dostoievski en realidades psicológicas, en verdaderas condiciones de la mente. La tragedia del hombre del subsuelo es, literalmente, su alejamiento de la humanidad”).
Este boomer confiesa su envidia por los genZ al respecto: disfrutarán Memorias del subsuelo sin algo que le ocurrió a él en la edición donde le tocó leerlo, traducido por el mayor dostoievskiano en lengua española.
Cuando el narrador dice que está enfermo del hígado, sustituí la enfermedad ya que en el prólogo
(JUCAR, 1974) escribe Rafael Cansinos Assens: “Dostoievski está enfermo, enfermo de un mal prosaico: tiene hemorroides. Se encuentra en la incómoda situación de un hombre que no puede estar sentado ni de pie: posición de crucificado”.
Lo pienso de nuevo. Hoy no sé si Cansinos se lo echa a perder a uno o le permite asistir a un asombro: Dostoievski escribió un libro así no por sino a pesar de las hemorroides.