No necesitas leer hasta el final de esta columna para anticiparte que el 2025 será igual o peor que el 2024.
No existe algún indicador que muestre un lado optimista, más allá de buenos deseos.
Estrenamos aumentos en precios y tarifas en cada una de las cosas que tenemos que pagar de a fuerzas y a cambio de ello, como en cualquier otro año, no recibiremos algún beneficio.
Tan solo basta ver las últimas horas, concentrándonos en el área metropolitana de Guadalajara, donde fuimos testigos de la ejecución de una jovencita de aproximadamente 15 años de edad, de un multihomicidio, de heridos de bala que fueron robados.
Otros asuntos, ya reportados en este espacio, como el de las motos e indigentes, tal como se anticipó, continuarán, porque no existe una estrategia que vislumbre resultados.
Lo que necesitamos es un doctor House.
Quienes vieron ese programa de televisión sabrán que un caso complicado de salud requería de pruebas, aciertos-errores, hasta que ese personaje le hallaba a la solución, a veces por suerte o por detalles insignificantes. Como sea, casi siempre al final de cada capítulo el paciente se curaba y todos felices.
No es nuestro caso en cualquier nivel. Por más leyes o planes que se les ocurren a todos los niveles gobierno, todo sucumbe porque los problemas están rebasados.
Después de un periodo electoral como el del 2024, este 2025 que comienza hoy será desperdiciado en tratar de corregir lo que no se hizo, en replantear y en empezar a ver qué se podrá hacer en todos los temas que nos involucran socialmente.
Pagaremos impuestos para que sigan los problemas de siempre, sobre todo en el área de servicios.
Inseguridad, baches, delitos, basura, tránsito, formarán parte de la vida cotidiana, como siempre.
No es con varitas mágicas ni con decretos como podrá verse la meta de este largo y sinuoso camino; el reto es arriesgar otras formulas para cumplir un feliz término sin caer en el gatopardismo de hacer todo diferente para llegar a lo mismo.
Son otros nombres o colores o partidos, pero como en las ruletas es dar vueltas hasta marearse.
A la hora de hacer un análisis de lo que vendrá, lo más fácil es quedarse sentado; lo más difícil es moverse. Yo opto por eso. Lo demás, ya me lo sé de memoria.