Editada en 1992, la energía salvaje, sexual y oscura de “Animal Nitrate”, una de las canciones más emblemáticas e importantes de la banda inglesa Suede se mantiene intacta. En su momento confrontó al conservadurismo y los increpó con una letra ambigua -tanto como el propio grupo- en la que se podía inferir que tocaba el incesto, la edad legal requerida para tener relaciones sexuales consensuadas y algo más de crítica social.
Para el escritor de la letra, vocalista y autor del libro Tardes de cortinas bajadas, la canción se sintetiza de la siguiente manera: “Siempre había albergado el deseo de contaminar la cultura establecida con algo venenoso, algo de cuyo carácter nocivo esta no cobrara conciencia hasta que fuera demasiado tarde”. Hasta se dieron el lujo de arrojar los instrumentos al terminar su actuación en la pomposa ceremonia de los Brit Awards de aquel año. Suede, junto con Pulp, representaron la vertiente más intelectual del Britpop y ello a través de un destacado trabajo letrístico (aunque hay que decir que el de Blur con todo y el éxito masivo no desmerece). Resulta interesante leer a Anderson (1967) en el libro que en su debut -Mañanas negras como el carbón- dijo que no escribiría. Se trata más que de una crónica, de una reflexión digresiva de los temas que iban apareciendo mientras preparaban su primer disco y el posterior proceso de encumbramiento y caída. No recurre más que a los datos puntuales y algunas anécdotas indispensables, por lo que se concentré en mostrar el porqué de los acontecimientos y la forma en que le afectaron, como la partida del guitarrista Bernard Butler, quien se encargaba de la música; sin dejar de lado el laberinto de las drogas y la crisis que sumergiría a la banda en un impasse del que tardaron años en reponerse.
