Las expresiones culturales de las diferentes regiones recogen el devenir de la historia y la fusión de elementos que llegan con los grupos inmigrantes para enriquecer la cultura de un lugar, hasta que esos elementos se toman como propios.
La música norteña es un buen ejemplo; la música europea que llegó con las bandas militares de la intervención francesa, trajo los instrumentos y ritmos que luego pasaron a grupos regionales que evolucionaron haciéndolos propios y luego se difuminaron mezclándose con elementos mexicanos.
Así, el acordeón y los ritmos europeos de la polka, el chotis, la redova y el vals, vinieron a enlazarse en el Norte de México con elementos propios como el bajosexto, generando un estilo diferente para llegar a ser lo que ahora se define como un estilo “regional” propio del Norte de México y del Sur de los Estados Unidos (las fronteras culturales difícilmente respetaran las fronteras políticas).
Esta expresión musical se extendió en el propio país hacia el Bajío, y ya como movimiento musical transfronterizo, llegó a centro y Sudamérica, así como a España y Holanda en Europa.
De igual forma, la música norteña fue adicionada en el tiempo por la música huasteca, proveniente de San Luis Potosí e Hidalgo.
El “Conjunto norteño” toca normalmente como cuarteto, con acordeón, bajosexto, tololoche y tarola; con diversificaciones como dueto (“fara-fara”), trío (chirrines) e Instrumentos añadidos como redova, saxofón, violín, flauta transversa, entre los más utilizados.
Mis recuerdos de la infancia están llenos de esos cadenciosos ritmos, empezando con los bailables de polkas de la primaria, los corridos y tragedias o la norteña de moda de los cancioneros en el camión de Lerdo a Torreón (que también es una polka).
Aún tengo grabados lo recuerdos de aquellos conjuntos musicales que deambulaban de cantina en cantina en mi Lerdo de antaño, no porque entrara yo a los bares, sino porque había varios en el centro de la ciudad. Mi madre me contaba de los bailes de “cuadrillas” y tarareaba “la varsoviana” que ya luego supe que era una mazurka.
Al hablar de música norteña, sería muy grave omitir el papel de personajes como Eulalio González “Piporro”, arquetipo mediático del norteño dicharachero, aventado, sincero y jocoso.
La música del “Norte” llego para quedarse, una polkita, una redova, un corrido, buen motivo para el recuerdo desde los Montañeses del Álamo, los Broncos de Reynosa, los Cadetes de Linares, entre otras viejas agrupaciones, hasta los grupos de moda como Pesado, Intocable e incluyendo a los primos del Tex-Mex.