Cultura

Las ni tan malas hierbas

  • A morir a los desiertos
  • Las ni tan malas hierbas
  • José Manuel Vázquez Navarro

Con el vocablo “hierba” o “yerba” nos referimos a plantas herbáceas, aquellas de tallo tierno, que mueren al dar su semilla al final del ciclo. 

Hay “yerba mala”, como esa que andamos legalizando y también hay “hierbabuena”, como la que usamos para un aromático té o un refrescante mojito.

El asunto es que, al iniciarnos como agricultores, empezamos a discriminar a “malas hierbas” de las plantas que cultivamos, y ya en el siglo pasado inventamos herbicidas y hasta conformamos una ciencia para deshacernos de ellas, la malherbología. 

Ya luego que nos pareció chocante y hasta ridículo, eso de considerar “malas” a las hierbas, se nos ocurrió matizar el término utilizando la palabra “maleza”, que finalmente tiene una connotación similar, también viene de malo.

Así pues, una maleza es una planta que no deseamos en un momento y lugar específico. 

Si yo quiero poner una carretera y hay un añoso y bello árbol que está sobre mi trazo, ese hermoso árbol es indeseable y ordeno que lo corten de raíz. 

En la agricultura mundial gastamos más en plaguicidas que matan hierbas (herbicidas) que en insecticidas o fungicidas; pues las malezas compiten con las plantas cultivadas por espacio, luz, agua y nutrimentos del suelo, además pueden alojar plagas o enfermedades que afectan a mi cultivo, contaminan o dificultan la cosecha.

Hasta ahora, esta visión de considerar a unas plantas inútiles e indeseables frente a las “deseables” ha cambiado un poco y vamos empezando a descubrir que estas plantas silvestres pueden tener propiedades medicinales, pueden alojar y dar sustento a insectos que actúan como controladores de plagas o que son polinizadores, evitan la erosión del suelo al evitar que esté desnudo, pueden ser parte de una herencia cultural, entre otras potencialidades.

Tengo muy presente a un insigne Ingeniero Agrónomo Parasitólogo, que fue mi maestro y luego compañero de trabajo al incorporarme a la enseñanza parasitológica, que decía con justa razón, que una maleza era una planta de la que aún no se valoraban sus propiedades; no hay plantas inútiles. 

Tan sólo debemos recordar que las plantas que cultivamos un día fueron silvestres.

Entonces, ahora que sabemos que no son tan malas tenemos un problema con el nombre, como señala el desaparecido Ecólogo Argentino Fernando Rapoport, al referir cómo llegó a escribir su libro “Buenezas en la mesa” en una investigación que inició estudiando quelites en México y donde insta al aprovechamiento como alimento de muchas de ellas. Vientos de cambio, sin duda.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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