Monterrey y su zona metropolitana, y en general todo el estado, reúnen características para grandes siniestros naturales, tanto por agua, como por fuego.
Ciudad fundada en el semidesierto, a la vera de un río semiseco pero con pendiente de alta velocidad en crecientes, la hacen propensa a las inundaciones por desbordamientos, como ha ocurrido con huracanes como el Gilberto, en 1988 y Alex en 2010.
Pero también debe pagar su cuota de incendios en los bosques de sus montañas, ante las prolongadas sequías, los fuertes vientos y los climas ardientes incluso en días de invierno.
Este 2021, apenas cuatro días antes del inicio de la primavera, estalló un incendio de grandes proporciones en la sierra de Arteaga, Coahuila, que se propagó muy rápido a territorio de Nuevo León por la sierra de Santiago.
Y si bien la gente no muere quemada, hasta ahora, como consecuencia de los incendios forestales, sí ha muerto ahogada debido a las inundaciones, como ocurrió durante el paso de los huracanes Gilberto y Alex.
A los ex gobernadores Jorge Treviño y Rodrigo Medina les tocó no solo cargar con los ahogados de ambos fenómenos naturales, sino también con el costo de la reconstrucción de los daños.
En su momento, al ex gobernador Fernando Canales le tocó lidiar con dos grandes incendios en su gobierno: el de Chipinque, en 1998 y el del cerro del Potosí al año siguiente.
Ésta vez, con las campañas electorales ya en marcha, el gran incendio en la sierra de Arteaga y de Santiago que ya destruyó en su totalidad 80 viviendas del lado de Nuevo León, ha puesto en alerta a los candidatos a la gubernatura.
De pronto se dieron cuenta del abandono en que se tiene a los bomberos, así como de las escasas o nulas medidas de prevención de incendios en nuestros bosques y montañas, además de que la red de hidrantes de la ciudad no es la más extensa ni la más eficiente y funcional del país.
Más que ir a tomarse la selfie en la zona del incendio y de hacer conciencia de los daños que provocan la sequía y su antítesis, las inundaciones, los candidatos deberían acercarse más a la gente que sufre los problemas cotidianos de inseguridad, desempleo y los deficientes servicios públicos.
En suma, que resuelvan los problemas de todos los días, no los de temporada.