Personas que desean la especialización en sus áreas, el crecimiento o desarrollo humano, buscan ese apoyo en cursos, capacitaciones, maestrías, certificaciones y clases que les permitan alcanzar la perfección y la pericia que hoy en día, un mundo cada vez más competido exige.
Sin embargo, veo que personas “estudian y estudian” y nunca aplican lo aprendido, y peor aún, no comparten, no difunden y esto, es realmente triste pues esta acumulación de conocimiento se puede tornar adictiva y peor aún alejarte de actividades igual o más productivas, distanciarte de familia y seres queridos y peor aún sumergirte en una desviación de tu capital a un circulo vicioso de compras excesivas de cursos, lecciones, capacitaciones, certificaciones entre otras, que hoy en medio de la pandemia son en su mayoría en línea.
Y no estoy saboteándome, pues al dedicarme al ramo de la consultoría y la capacitación es mi fuente principal de ingresos, pero veo con tristeza que diversas personas se refugian en la capacitación, buscando respuestas del exterior, cuando ni siquiera aún han puesto en práctica lo aprendido.
Ya que muchas veces ni siquiera se dan el tiempo de aplicarlo, pues mal terminan un curso, cuando ya están tomando otro.
Así que ya sea porque, colecciones diplomas, reconocimientos, certificados o títulos, reflexiona antes de comprar un curso y pregúntate “¿ya puse en práctica lo aprendido en el curso que acabo de tomar?, ¿realmente este curso lo tomo por una carencia emocional (ego) o verdaderamente quiero aprender de los temas planteados en la publicidad?, ¿estoy en la mejor época de invertir en este curso que seguro tendrá un retorno de inversión, ya sea económica, emocional, física o mentalmente?, esta última pregunta, te reto a hacértela de manera seria y formal.
Tampoco te pido que en cada curso busques un retorno de la inversión en cada uno que tomes, pero me han tocado casos donde amigos o compañeros muy cercanos invierten cantidades importantes en un curso de formación para adquirir un conocimiento y poder luego capitalizarlo en ingresos que resultarán de la aplicación o formación de otras personas de acuerdo con lo aprendido, y jamás ponen en práctica tal conocimiento.
Así que la próxima vez que te veas seducido por tomar un curso online o presencial, resultado de publicidad, mercadotecnia o avisos en tus redes sociales, considera lo siguiente:
¿El material es de contenido original o resultado de un plagio descarado de parte del instructor?
¿El instructor es una persona que realmente reúne la formación y habilidades para impartir esta clase de talleres, cursos, capacitaciones, certificaciones?
El curso por tomar y con la famosa leyenda “curso con certificación o validez oficial”, investiga ante que institución, organización o entidad está registrado o avalado.
Investiga el temario, el contenido y, si los temas desarrollaran las habilidades o competencias que necesitas perfeccionar.
No te vayas a llevar la sorpresa de que ese curso no te enseñará ningún conocimiento nuevo, habilidad o metodología aplicable.
Asegúrate de la calidad y ética de la plataforma, la seguridad y sobre todo cuida que tus datos de privacidad sean resguardados con seguridad.