El cuento “Miss Amnesia”, publicado en 1968 por el escritor, poeta y periodista uruguayo, Mario Benedetti, nos habla de la pérdida de la memoria, esa función del cerebro que nos permite codificar, almacenar y recuperar la información del pasado. La amnesia “Es la ausencia de recuerdos de un periodo determinado de la vida.”
El género es Cuento: Texto corto cuyos hechos puede ser reales o ficticios. En sus inicios era oral, con un relator ameno y expresivo que contaba los sucesos de los pueblos. Con el tiempo se hicieron escritos privilegiando la estructura: inicio, clímax y desenlace. Sin faltar un requisito esencial, un final impactante que cause reacciones al lector.
Vayamos al texto, inicia con una muchacha que abre los ojos, está sentada en una banca de un parque. Desde ahí puede ver comercios, anuncios, un cine, una mueblería: “Se sintió apabullada por su propio desconcierto. No recordaba nada. Ni su nombre, ni su edad, ni sus señas. No tenía cartera. Su reloj marcaba las cuatro y cuarto. Sintió que su lengua estaba pastosa y que las sienes le palpitaban.” Toma un trozo de espejo que halla en sus pies, mira su cara, no se reconoce: “No le trajo ningún recuerdo. Calculó la edad. Tendré unos dieciséis o diecisiete años.”
Recuerda los nombres de las cosas, pero no puede situarse en tiempo y espacio: “Sin embargo, experimentaba una sensación de alivio, de serenidad, de inocencia. Tenía la confusa impresión de que esto era mejor, como si a sus espaldas quedara algo abyecto, algo desagradable.”
Que nos dice de esto la Neuropsicología: “Especialidad que estudia el funcionamiento anómalo en las estructuras del sistema nervioso central, causados por: trastornos del neurodesarrollo, Alzheimer, esclerosis múltiple, amnesia, parálisis cerebral, entre otros.” El padre de esta disciplina es el psicólogo y médico ruso, Alexander Romanovich Luria (1922-1977) porque perfeccionó y aportó una serie (batería) de pruebas psicológicas para establecer afecciones en los procesos psicológicos.
Ahora la amnesia, tenemos la amnesia parcial: “Afecta los recuerdos de un campo reducido de memoria visual, auditiva o verbal por trastornos orgánicos del cerebro, lesiones por golpes, deficiencia circulatoria, intoxicación o trastorno psicogénetico.” Y la amnesia total: “Según la cronología del lapso olvidado se divide en: Anterógrada, incapacidad de evocar hechos recientes. Suelen ser transitorias o convertirse en definitivas. Retrógrada, dificultad para evocar recuerdos o vivencias del pasado, que podrían recuperarse con tratamiento. Global o retroanterógrada, afecta simultáneamente la fijación de eventos presentes y las del pasado. Se observan en los periodos terminales de las demencias.”
Con estos datos volvamos al cuento: “Un mundo de gente pasaba, sin prestarle atención. Solo un muchacho la miraba.” Estaba dispuesta a dialogar, pero todos seguían su camino: “Entonces alguien se separó de la corriente. Era un hombre cincuentón, bien vestido, peinado impecablemente, con un portafolio. ¿Me habrá reconocido? Pensó.” Le dio miedo que le recordara su pasado, así se sentía bien: “Él le tendió la mano. Dijo: mi nombre es Roldán, Félix Roldán. Yo no sé mi nombre, dijo ella. No importa, usted no puede quedarse aquí, venga conmigo.” Ella lo toma del brazo, se siente bien. Llegan a la casa, la invita un trago, la actitud amable del individuo cambia, la intenta violar, ella le pega con el vaso y sale corriendo. Llega al parque: “Tengo que olvidarme de esto. Tengo que olvidarme de esto. Echó la cabeza hacia atrás y tuvo la sensación que se desmayaba.” Cuando abrió los ojos, no recordaba nada, ni su nombre, ni edad, ni sus señas, vio que a la blusa le faltaban tres botones, ahí estaban los anuncios, la mueblería, la gente. Un hombre la mira, se acerca, está bien vestido, tiene un ojo parchado: “¿Le sucede algo señorita? Mi nombre es Roldán, Félix Roldán.” Le inspira confianza, se incorpora, enlaza su brazo al de él y se van.
Hugo G. Freire