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Eastwood

  • Sentido contrario
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  • Héctor Rivera

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Hace unos meses alguien echó a andar la historia de que Clint Eastwood había muerto a causa de un infarto mientras trabajaba en la grabación de un anuncio. Agrio y malencarado como es, el actor, director y productor hollywoodense habrá sonreído apenas si llegó a enterarse del escandaloso chisme que muchos celebraron.

Más o menos al mismo tiempo, el cineasta, que está muy cerca de cumplir los 90, sorprendió a más de uno, incluidos quienes se disponen a darle sepultura, al anunciar que se disponía a emprender su próximo proyecto cinematográfico, una historia sobre Richard Jewell, el policía que dio la voz de alarma sobre un atentado con explosivos durante los Juegos Olímpicos de Atlanta en 1996. El de Jewell es un personaje a la medida del cineasta por su calidad dramática.

El agente policiaco habría salvado muchas vidas al advertir con oportunidad sobre el atentado. Sin embargo, figuró luego entre los principales sospechosos investigados por su posible participación en el suceso.

No está nada mal continuar una carrera exitosa a una edad en la que muchos cineastas talentosos ya no andan entre nosotros, sobre todo si se considera que el realizador se empeña cada vez más en la calidad dramática de sus productos. Y en su caso esto es mucho decir, tomando en cuenta también sus viejos desempeños como actor.

Actor de medio pelo en sus inicios en los 50, Eastwood comenzó a adquirir cierta notoriedad desde que trabajó en los 60 a las órdenes del célebre padre del espagueti western, el italiano Sergio Leone, en sus cintas Por un puñado de dólares, Por unos dólares más y El bueno, el malo y el feo. Su imagen creció luego con sus interpretaciones en los 70 del odioso detective protagónico de Harry el sucio de Don Siegel.

Ya como director, casi siempre participando también en la producción y la actuación, Eastwood comenzó a hurgar en el alma y los sentimientos de personajes que viven al límite en soledad, de cara a las horas finales, en películas como Jinete pálido, Los imperdonables y En la línea de fuego, y consiguió luego obras fílmicas plenas de sensibilidad y talento narrativo, como Golpes del destino y Gran Torino.

Lastradas a menudo por un patrioterismo algo elemental y un molesto tufo conservador, las obras de Eastwood parecen inscribirse cada vez más en una suerte de cine de cámara que indaga en tono trágico sobre el destino y la adversidad que persigue sin piedad a sus personajes heroicos a su modo.

Con una controvertida historia que linda con los intercambios sexuales por interés y se empeña en poner en tela de juicio la honestidad de la prensa, su cinta sobre Jewell tiene a la mano todos los elementos que necesita el realizador para conmover a sus espectadores, en particular un héroe celebrado y luego condenado en medio de grandes escándalos públicos y dolorosos sufrimientos en la intimidad.

Habrá que ver. 

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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