La voz homofonía quiere decir, claro, sonido semejante. María Moliner avisa en su diccionario que la voz homófono se aplica a palabras del mismo sonido, aunque se escriban de distinto modo y signifiquen cosa distinta.
Hace pocos años escuché a mi dilecto y entrañable amigo Alberto Montoya una expresión de tesitura homófona que me hizo reír y que ahora traigo a cuento porque cuadra de maravilla en el corazón o almendra de esta reflexión y es ésta: "Vaya que la burra baya no pudo saltar la valla".
Aquí hay o campean tres voces homofónicas, esto es, de sonido similar y significado o semántica dispar o disímbola: Vaya-baya-valla.
La primera es un gesto admirativo, la segunda se refiere al color blanco amarillento de la burra y, la tercera, a la cerca o verja, a la valla. Lo mismo sucede con voces como abrazo y abraso o como vota y bota o como hético y ético.
Las irisaciones del idioma español son caprichosas. Por ello, obediente al palíndromo, siempre diré "amo idioma".
Hay una voz (también vos y voz) muy peculiar que es la palabra o voquible errar, como sinónimo de fallar y su correlato homofónico herrar que, a la letra, significa "ajustar y clavar las herraduras a las caballerías".
También musita del verbo musitar o musita como diminutivo o, perdón por la rima, cariñativo de musa.
A mí me gustan los deportes (y ustedes lo saben) no es lo mismo el cuarto bate que el cuarto vate, como sinónimo de poeta porque ejerce el vaticinio.
O, por último Mesías como redentor o mecías conjugación del verbo mecer.
Pero vuelvo a la raíz, al origen, la burra baya no pudo saltar la valla: vaya frustración, vaya tristeza.
Gracias, querido Albero Montoya por fungir como disparador o detonador de este artículo que, creo yo, articulo bien estas palabras. ¡Ah!
