Hay un verso de Octavio Paz en “Piedra de sol” que no tiene desperdicio: “¿La vida, cuando fue de veras nuestra?
¿Dónde está nuestro asidero vital? ¿Dónde está el sitio exacto de nuestro corazón?”. Yo, que ya soy más hueso que carne, espero dar todavía más a la literatura.
No soy pesimista, soy realista. Mi vida se estremece a cada tranco, pero no desmayo.
Soy, como muy vio Rubén Darío, “sentimental, sensible y sensitivo”. Nada me arredra, aunque todo me amenace.
Estoy paradójicamente más fuerte que nunca. Como los grandes estetas del boxeo mexicano me crezco al castigo.
Mi vida es un erial/ flor que toco se deshoja,/ y en mi camino fatal/alguien va sembrando el mal/para que yo lo recoja. El gran Gustavo Adolfo Bécquer.
Por mi madre, bohemios ¡La fiesta en Paz!