El 28 de noviembre del año pasado, en La Mirilla advertíamos del potencial de la nueva variante del coronavirus surgida, según estudios, en Sudáfrica. No hicimos caso. En esa misma columna dejábamos ver que esta cepa desplazaría a Delta, por su alto nivel de contagio; no hicimos caso. Por el contrario, en aquellas fechas ya la mente de las autoridades y de la gente estaba puesta en las fiestas.
En esos días, el presidente Andrés Manuel López Obrador hacía un llamado a lo que llamaba la fiesta de la democracia del 1 de julio, el aniversario de la posesión como primer mandatario mexicano. Una multitud se dejó ver en el Zócalo capitalino, no hicimos caso de lo que ya se venía dando en Europa. Después vinieron las fiestas guadalupanas, la Navidad, Ano Nuevo y hasta las reuniones de rosca, y Ómicron ya estaba en miles de mexicanos.
Hoy hemos visto días de caos por una prueba COVID, cancelaciones de vuelos y una gran psicosis por los múltiples contagios que se están teniendo. Mientras las autoridades minimizan la emergencia por la baja ocupación hospitalaria, los positivos se multiplican como nunca antes, eso es Ómicron, la cepa que pudimos prever hace por lo menos un mes. “Que no lo sepa la prensa”, ¿recuerda la declaración revelada por el secretario de salud, Jorge Alcocer?, pues hoy es un problema en nuestro país que no se previsto.
Las cifras son escandalosas, claro dependiendo de quién vengan, por ejemplo, a nivel nacional la tarde del viernes 7 de enero se registraron más de 28 mil nuevos contagios y se superaron las 300 mil muertes por la pandemia en nuestro país.
En el Estado de México curiosamente las cifras oficiales de la secretaría de salud estatal son muy mínimas, 128 casos positivos en las últimas 24 horas, algo que desde luego no es congruente con las estadísticas nacionales que lo posicionan entre las cinco entidades con más contagios. Hagamos cuentas con los datos del gobierno federal, a través del Conacyt: del 24 de diciembre al 7 de enero, en todo el país sumaron 8 mil 405 casos positivos nuevos, en el Estado de México en ese mismo periodo solo se registraron 683 nuevos casos.
Más allá de las cifras, ¿qué medidas estamos tomando para evitar la propagación?, las autoridades han sido claras, no habrá nuevo revés a la actividad económica ni educativa. ¿Por qué estamos previendo que Ómicron no tiene repercusiones graves en México?, ¿porque en otros países no lo ha sido?, ¿por qué esta variante ha sido minimizada en nuestro país cuando aún resta por vacunar a por lo menos 11 millones de mexicanos? Tengo mis dudas sobre lo que saben las autoridades de Ómicron.
Germán Zepeda