A pesar de que Morena tiene poco tiempo como partido político en nuestro país, la experiencia de sus integrantes para poder manejar estrategias es notoria, ‘colmillo’ le llaman en mi pueblo, aunque claro, tomemos en cuenta que la gran mayoría de sus dirigentes llevan muchísimos años en este oficio, lleno de priistas, panistas y perredistas desplazados o inconformes.
Eso mostró el partido del poder en esta semana que concluyó, pues la extorsión mediática al dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno, surtió efectos de forma inmediata y de paso tumbó, por ahora, al gran bloque opositor “Va por México”, provocando el divorcio público y temporal por escrito.
Todo coincidió: Alito cedió a que la Guardia Nacional permanezca en las calles y forme parte de la Secretaría de la Defensa Nacional, llenándose de críticas de su propia militancia quienes ahora exigen su renuncia. “Vendido” se le dice también en mi pueblo.
Y es que el dirigente priista, cambió de parecer muy pronto, olvidándose del pacto que adquirió con el PAN y el PRD y que los llevó a frenar la Reforma Eléctrica, también propuesta por el presidente AMLO. Todo coincidió, porque Layda Sansores, la gobernadora de Campeche, se convirtió en su peor pesadilla en las últimas semanas al difundir audios del priista sobre moches, amenazas a la prensa y hasta situaciones incómodas con las diputadas federales. Sansores dijo “no más”, y recibió línea para detener su CISEN campechano para otro mejor momento.
Hoy Alejandro Moreno tiene en contra al propio PRI, que ya exige su renuncia. Y no es para menos, Alejandro Moreno tiene los resultados más mediocres de la historia de un dirigente y del priismo mismo. Alito ha perdido 10 gubernaturas en tres años y al PRI solo le quedan dos bastiones después de haber dominado en todo el país; Coahuila y Edoméx.
El panorama para el priismo luce desolador, la señal más esperanzadora sería que Alito deje la dirigencia y que el partido pueda tener otra imagen. Implicaría el relevo de quienes están tomando las decisiones, pero también se requiere de motivar y darles dirección y rumbo a las bases, quienes se sienten desangeladas y solas, en sus propias palabras. Particularmente en el Estado de México, donde no se ve dirección ni estrategia de cara al proceso del año entrante, no lo ha logrado Eric Sevilla luego de la montaña de problemas y de malos manejos internos que le heredó quien, irónicamente, hoy busca ser la candidata.
El PAN y el PRD saben cuál es el meollo del asunto con Alejandro Moreno, la única salida sería su renuncia a efecto de que puedan mantener el bloque opositor, no obstante, tienen enfrente a un AMLO que buscará seguir dividiendo así a los partidos. De hecho la división es su especialidad.
Germán Zepeda