Para pronunciarse al respecto de un tema, hay fundamentos de quienes ya dieron una opinión. Sobre música y literatura está Alejo Carpentier (1904-1980), que previo a escribir La consagración de la primavera -titulado así por el concierto de Igor Stravinski-, publicó El acoso (Alianza Editorial), como prolegómeno de su obra magna.
La acción de acosar parece aludir a una representación teatral; sin embargo, es novela. Afirmando lo que indica, surge un asedio por algo. Ambientado cuando Cuba sufría la dictadura del régimen de Gerardo Machado, alguien cuya silueta quedará al descubierto, busca escaparse.
Todo transcurre durante 46 minutos, tiempo que tarda en ejecutarse la Sinfonía Heróica de Beethoven, mientras una multitud burguesa presencia este acto en el teatro de La Habana, lugar donde, se refugia un joven ex militante qué pasó “del combate político a la acción terrorista, y mediante la tortura, a la traición”.
Las protestas y el despotismo generaron una estridencia histórica agravandose debido al “crack del 29”. El sofocante ambiente de persecución y el temor por ser atrapado lo revelan una pluralidad de personajes junto con la pieza orquestal, permitiendo comprender aquel país que practica hoy el comunismo mediante sus “relaciones amorosas y familiares” pero también inquietudes religiosas. Cuando Machado dimite, se instala un gobierno provisional, derrocado después por un golpe de Estado.
Carpentier narra el desgarramiento de varias conciencias, siendo así la única manera de preservarlas o, cuando menos, intentarlo.
Erandi Cerbón Gómez
@erandicerbon