Nunca pasará de moda el gran George Lakoff. El académico estadounidense nos advirtió, desde hace décadas, que un debate puede ser ganado o perdido según sea enmarcado. No es lo mismo decir “derecho a interrumpir el embarazo” que decir “aborto”. No es lo mismo decirte “lo hacemos por tu seguridad”, que decirte “te vamos a espiar”. Las palabras son el campo de juego del enfrentamiento y la ideología es el terreno de la disputa de la política.
Nadie entendió mejor este que Andrés Manuel López Obrador y los demagogos modernos. Por eso le llamaba “día de la democracia” al primero de julio o Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado a las enajenaciones públicas. Por eso Donald Trump le llama “Big Beautiful Bill” a un presupuesto que endeuda a los Estados Unidos y manda a la inseguridad sanitaria a millones de personas. Siempre el marco -framing- es clave, pero lo es más ahora en tiempos de comunicación fugas e instantánea.
Morena ha hecho lo mismo con la aprobación de tantas y tantas reformas polémicas en estos últimos 15 días. El régimen utiliza conceptos deseables para enmascarar el control político. Utiliza nobles intenciones para no aceptar que se está dotando de más poder que cualquier otro gobierno desde los tiempos del PRI absoluto. Aquí algunos ejemplos.
“Queremos la CURP biométrica para encontrar a los desaparecidos”, falso. La realidad es que el Gobierno está avanzando en el mayor control de los datos personales que se tenga memoria. Dicen que no será obligatoria, pero no podrás hacer trámites de Gobierno sin ella. Y a través de ella y la llamada Llave Mx, el Gobierno tendrá todos tus datos: huella, teléfonos, trámites, estudios, etc. Está re-identificando al país, algo que por cierto nunca asumió en campaña.
“No queremos espiar, sino mejorar la seguridad y fortalecer a la Guardia Nacional”. Falso. A partir de la promulgación de estas leyes, la Guardia Nacional podrá localizarte a través de tu teléfono mediando o no autorización de un juez. No existen mecanismos de control para que la Guardia o el Gobierno abusen de esa facultad.
“No queremos censurar, sino queremos proteger los derechos de las audiencias”. Falso. Las nuevas leyes en telecomunicaciones facultan a interrumpir y suspender un programa o una transmisión si “se violan el derecho de las audiencias”. El “derecho de las audiencias” es tan amplio que pueden entrar consideraciones políticas. También el Gobierno interviene en los medios para explicarle a las audiencias qué, al parecer no son muy lúcidas, es una opinión y qué es una información. Qué es comercial y qué no lo es. A las audiencias hay que protegerlas de los millones de pesos que gasta el Gobierno de Sheinbaum en tener a muchos medios replicando todo lo que dice.
“No se repetirá el Registro de telefonía que se impuso en el sexenio de Felipe Calderón”. Falso. Si usted tiene una línea de prepago, tendrá que dar todos sus datos personales para hacer recargas o dar de alta una nueva línea. Todo eso estará en la Plataforma Única administrada por la encargada de la política interna del país: la Secretaría de Gobernación. El Gobierno sabrá todo de ti. ¿Qué impedirá que lo usen si le eres incómodo al Gobierno? ¿Los jueces? ¿Aquellos que impusieron a través de la Reforma Judicial? Todo es un engaño con el objetivo de centralizar el poder.
Sobre las nuevas leyes, esto señala la Red en Defensa de los Derechos Digitales, una organización que ha denunciado el espionaje y la censura del estado desde hace más de una década:
“La consolidación del poder de vigilancia sin control para las Fuerzas Armadas, el debilitamiento de mecanismos de control y el establecimiento de un Estado que monitorea permanentemente a la sociedad a través de bases de datos y registros obligatorios son una afrenta directa a los derechos y libertades mínimas en un contexto democrático”.
Al final, Morena hace todo lo que juró destruir cuando gobernaba el PRI o el PAN. Se opusieron a que la Ley de Seguridad Interior de Peña Nieto fuera realidad porque violaba la primacía civil en la seguridad, una década después están dándole a la Guardia Nacional todo el poder de inteligencia, económico y tecnológico. Criticaron la ley de comunicación de Peña Nieto y se opusieron a ella porque censuraba; hoy copian aquella ley al pie de la letra. Se opusieron al registro de teléfonos y hoy elevan todavía más la apuesta por controlar los datos privados de los mexicanos. Nos dan gato por liebre. Esto no es ni por los desaparecidos, ni por la seguridad, ni por las audiencias. Es el proyecto de control político más salvaje que hemos visto en décadas.