Política

El buen samaritano

  • Punto de Inflexión
  • El buen samaritano
  • Enrique Martínez y Morales

Hace unos días vino José Antonio Meade a dar una conferencia. Para ilustrar el deber ser de la política social del municipio, hizo referencia a la parábola del buen samaritano. 

Sí, esa que San Lucas incluye en su Evangelio y en la que Jesús cuenta la historia de un viajero que había sido asaltado y dejado medio muerto por unos ladrones.

Fue un samaritano quien se apiadó de él, le curó las heridas, lo vendó y lo subió a su cabalgadura, llevándolo a una posada y cuidándolo por un tiempo. 

Cuando tuvo que marcharse le pagó al posadero por adelantado para que le siguiera brindando techo y comida el tiempo que fuera necesario.

En esta parábola Meade le asigna al buen samaritano la función benefactora no solo de atender al judío en cuestión, sino de proporcionar la fórmula para combatir las principales carencias causantes de la pobreza: 

le brinda salud al curar sus heridas, le obsequia transporte al llevarlo en su caballo, le ofrece alimento, techo seguro y servicios básicos con los que con toda seguridad contaba la posada.

Con este ejemplo, el ex candidato presidencial no solo demostró que las necesidades primordiales de la gente y la forma de atenderlas no han cambiado mucho con el paso de los milenios, sino que para lograrlo se requiere la compasión, la entrega y el compromiso, no solo de los gobiernos, sino de todos por igual.

La pobreza se combate con tiros de precisión y con la sinergia de las dependencias de todos los órdenes de gobierno. 

La política social se construye en un marco de colaboración presupuestaria y buscando la inclusión de los grupos que han sido vulnerados a través del tiempo. 

No se vale que solo las mayorías, por inmensas que sean, sean las únicas beneficiarias de los frutos del desarrollo económico y social, como el que se vive en Coahuila.

La parábola contempla otro ingrediente, menos mundano y más espiritual. 

Ese que tiene que ver con la generosidad hacia el necesitado, la empatía con el afligido, la solidaridad con el caído. 

Ese que nos hace humanos y nos distingue del resto de los seres vivos que habitan el planeta: el amor al prójimo.

Para erradicar las desigualdades sociales que persisten en nuestro país se requiere de muchos buenos samaritanos. ¿Te sumas?


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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